Nuestro aquelarre

16 de junio de 2010

Enfermedad



By: Irene

Mi vida empezaba a tener algo de sentido, el centro de mi tierra ya rotaba de forma correcta, tenía una ocupación interesante, el llevar unos estudios que por otro lado no me eran nada complicados, ciertamente, estos años de celibato estudiantil, había intentado culturizarme con todo tipo de libros, y aunque había sido escaso mi tiempo libre del trabajo, había estudiado a menudo.


También estaba en completa armonía en mi vida, la compañía que poseía, un novio, al que los defectos pasaban ajenos y un amigo que era mí más preciado tesoro, condimentaban la felicidad que ahora tenía.

Después de aquel primer día de confesiones amorosas, en el que Edward me había dicho que estaba enamorado de mí, las cosas tomaron un rumbo muy diferente. Ya le había dejado claro que el cambio en nuestros días, no afectaría a la relación con Jasper en absoluto, y a pesar de que las primeras semanas, Jasper había mostrado un poco de indiferencia con nosotros, todo parecía volver a su lugar.

Si era cierto que una sombra se cernía en el, cada vez que mi novio me tocaba o besaba, evidentemente incomodo por ser el tercero en discordia, no quería hacerle sentir mal y entrometido, además de que a mí tampoco me gustaba dar muestras de afecto delante suyo, así que me abstenía de hacerlo y evitaba en la medida de lo posible, tales roces y caricias con Edward, cuándo no estábamos solos.

Los días pasaban y cada día estaba más encaprichada de mi novio, el me venía a recoger a diario a mi supuesta casa, puesto que todavía no me atrevía a mostrarles a ninguno de los dos mi humillante domicilio, lo sé, una estupidez, pero me sentía avergonzada, ambos venían de familias muy adineradas y yo en cambio no tenia donde caerme muerta. Edward, siempre insistía en pagar todo, desde una cena, comida o almuerzo, hasta mis propios materiales escolares, y aunque a regañadientes le dejaba la mitad de las veces hacer lo primero, me negaba en rotundo en aceptar lo segundo, mis gastos eran míos y punto.

Llevábamos tres meses juntos, cuando decidí, que para que mi pequeño alijo de ahorros no descendiera demasiado, me pondría a trabajar a tiempo parcial en cualquier sitio, y un almacén de materiales a las afueras de la ciudad, me había llamado mucho la atención. Pagaban las horas muy bien y en poco tiempo me sacaría del apuro, además de que el horario de trabajo, me venía como anillo al dedo, estudiaría por las mañanas y trabajaría por las tardes, no me daría tiempo a comer en el intermedio de ambas cosas, pero eso era un detalle sin importancia, además mi novio me podría llevarme en su coche y no tardaría tanto como en el autobús. Sé que parecerá un trabajo desempeñado por hombres, pero yo ya estaba acostumbrada a realizar dichas tareas y la verdad que me manejaba con bastante soltura.

Esa misma tarde les diría a mi novio y amigo, cuáles eran mis planes y por lo menos por parte de Edward, ya sabía de antemano que iba a ser una lucha encarnizada.

-Ni hablar- decía Jasper primero, muy para mi sorpresa- No trabajaras entre contenedores y peligros, ¿es que te has vuelto loca?-

-Exacto, no permitiré que hagas tal cosa- decía inmediatamente Edward.

- No se pongan así, que ya saben que no les valdrá de nada, empezare a trabajar mañana y punto, ya hable con el capataz y está todo dicho-.

- Que no, ya estas llamando para disculparte por no poder ir a ese trabajo, esto es una locura, si necesitas dinero….-. Intentaba decir mi novio-.

- ¡Que! ¿Me lo darás tú?, en serio, seré tu mantenida, o algo así, no, lo siento Edward, Jasper, pero ustedes no controlan mi vida y haré lo que me dé la gana. No pienso aceptar ni un centavo de tu dinero, esa no es mi forma de hacer las cosas y lo saben. Y por si no les quedo claro, fin de la conversación-. Dije rotundamente, dándome la vuelta sobre mi misma y saliendo de la cafetería del instituto.

Los dos me siguieron hasta la entrada del edificio, echando humo, con la cara encolerizada y soltando toda clase de burradas por sus bocas, pero los ignore, siempre que se ponían así, lo mejor era no hacerles caso.

Mi primer día de trabajo fue muy curioso, era la única chica en plantilla y al acompañarme los dos, esto no les hizo ninguna gracia, parecían no menos que mis guardaespaldas, y tuve que echarlos literalmente de allí, me estaban poniendo en evidencia ante todo el personal.

Solo tenía que pasar unas cuatro horas cada día, y mi trabajo consistía en etiquetar el contenido de los tráileres y en ocasiones ayudar a descargar, dependiendo del material, claro.

Mis compañeros de trabajo eran muy amables, aunque había tenido que dejar bien claro desde el principio, que no buscaba relaciones en ese lugar, ya era habitual ese tipo de malentendidos, en casi todos mis trabajos había sido así, y yo me defendía a la perfección.

Estaba algo cansada, pero jamás diría nada a mi novio y amigo, sería como darles la razón, en su insistente lucha por que dejara aquel trabajo.

Me habían puesto un trabajo de literatura, una sinopsis del clásico de Orgullo y Perjuicio, de Jane Austen, y mi escaso tiempo, me obligo a pedirle a Edward que me encontrara dicho libro.

- ¿Tuviste suerte? ¿Estaba en la biblioteca?- le preguntaba a mi novio-.

- Eh, sí, bueno, es que… no lo pude encontrar, de seguro ya alguien se lo llevo, pero te traeré uno de la tienda, no te preocupes-. Pero se le veía algo nervioso, si solo era un libro-.

- Por Dios Edward, solo es un libro, no se acaba el mundo, ¿sabes?, si no lo encontraste, pues no pasa nada, a veces eres tan perfeccionista. Por cierto, Jasper ya me dijo que tenías que ir al taller, antes de la salida de las clases, no pasa nada, cogeré el autobús para ir a trabajar-.

- Eso no será necesario, - decía Jasper a mis espaldas- Yo te llevare.

Y aunque sabía que solo eran imaginaciones mías, a Edward parecía no hacerle gracia, ese ofrecimiento.

Acepte encantada, no me apetecía dar vueltas por toda la cuidad, montada en al menos tres autobuses diferentes, mi trabajo aunque muy bien pagado, estaba realmente lejos.

Me despedí en mi penúltima clase de mi novio, dándole un beso tierno en los labios, al cual él respondió con violencia, haciendo que este pequeño acto de amor por mi parte, se convirtiera en deseo y lujuria, y allí me quede, viendo como se marchaba por el pasillo adelante, para su cita con el mecánico, mi cuerpo tiritaba, el calor se había adueñado de mi interior, y tuve que pensar dos veces el entrar a mi clase, no quería que aquellos niñatos me vieran en tal estado de excitación.

Jasper cumplió su prometido y me acerco a mi trabajo, diciéndome que a la hora de terminar iría a recogerme. Y aunque yo le explique qué seria ya Edward el que haría eso, no me dejo replicar y se fue dejándome con la palabra en la boca.

Parecía un día cualquiera, el trabajo se acumulaba por la nave central y mi nombre en el megáfono, sonaba más de lo normal, mis piernas este día parecían ir a cámara lenta y un encargado del tercer turno, me llamo la atención. Al estar en su presencia, intentando no dar con mis huesos en el suelo, intente parecer lo mas sumisa que pude, ante su acalorada regañina y no supe muy bien, cual fue el momento en que todo aquel efímero autocontrol de mi cuerpo, fallo. Desplomándome en el acto y viendo solo negrura ante mis ojos.

Desperté en el sillón de la secretaria, estaba muy frío, o por lo menos eso me parecía a mí, mi cuerpo parecía flotar en la fiebre y mis manos estaban dormidas, unas nauseas incontrolables me advertían que pronto empezaría a vomitar. Intente levantarme y no pude, así que ladee la cabeza, dirigiendo mi boca hacia el suelo, y lo puse todo perdido. Al haber comido solo el desayuno, el estado en mi mejoro con este asqueroso acto, y el médico de la empresa me dijo, que se trataba de un virus de gastroenteritis que estaba sitiando la zona, y muy especialmente al personal de la empresa.

¿Qué podía hacer ahora? Aun faltaba una hora para que Jasper fuese a buscarme y de seguro que Edward, estaba aun en el taller, pero aun así, decidí llamarle, no tenía fuerzas para aguantar tanto tiempo en aquel lugar tan incomodo, estaría mejor en mi casa. El teléfono de mi novio dio sus tonos, pero no contesto, era raro, el siempre lo tenía pegado a la oreja y oírlo comunicar era muy común, pero que sonara y no contestara, eso sí era extraño. Entonces como segunda opción, ya que no me gustaba molestarlo, llame a mi amigo Jasper, pero tampoco tuve suerte, el móvil de este ni siquiera me dio la llamada, lo tenía apagado o fuera de cobertura.

Jasón, un compañero de grupo, se ofreció muy amable a llevarme a casa. Y acepte encantada, no soportaría el trayecto en autobús, eso seguro, además que podía haber pasado, que bañase a la gente con mis nauseas, ¡Arg!, ni pensarlo quería. Metí una bolsa de plástico en mi bolsillo, por si las moscas, y me subí en el coche de Jasón. Tampoco tenía ganas del numerito de, “déjame aquí que ya está cerca mi casa”, y estaba tan mala que me importo un comino, que supiese este tipo donde vivía yo.

Me acompaño hasta la puerta, y sin dejarlo pasar, le despedí con la mano, cerrando la puerta con rapidez, para abalanzarme hasta el urinario. Y es que estaba fatal, la cabeza me daba vueltas, las tripas me convulsionaban y la fiebre parecía arder como llama viva dentro de mí.

Cogí un cojín y me tire en el fresco suelo del baño, estar cerca de la loza era una necesidad, los espasmos eran muy frecuentes. Me empezaba a poner nerviosa, y estar sola no mejoraba la situación, ¿Y si mi estado empeoraba aun mas? ¿Acaso no debería ir a un hospital? Pero como iba a hacer eso, si no conseguía casi ni levantarme del suelo.

Me había quedado dormida, cuando un golpe fuerte en la puerta de mi apartamento, me despertó.

- ¡¡¡Irene!!! ¿Estás ahí?, Irene, por favor, abre la puerta. ¡¡¡Irene!!!, contesta, por favor-.

Era la voz de la persona que me quitaba siempre las penas, solo oírlo me relajo por completo y me dijo que todo lo malo en mi, ya habría pasado, el me ayudaría a levantarme y seguir sin dolor, era mi confidente, mi mejor amigo y había venido a salvarme del infierno de cuerpo, en el que me encontraba.

Pero no caí hasta ese momento, Jasper estaba tras mi puerta, contemplando la inmensa miseria de mi casa y barrio, vaya, eso no me gustaba nada, pero ¿Qué podía hacer ante eso? Ya estaba aquí ¿no? Y yo estaba tan mal, que lo habría atendido hasta él en mismísimo vertedero.

- Jasper, oh, gracias a Dios, espera, intentare abrirte….-. Dije con la voz distorsionada, por la vuelta que ahora acababan de dar mis tripas.

- Si estas mal, tirare la puerta abajo, quítate……-

- ¡¡¡¡NO!!!! espera, no hagas eso, ya voy-.

Ya podía imaginar mi puerta en el suelo y yo con un pago mas en mi cuenta, este hombre era un exagerado, aunque pensándolo mejor, al intentar moverme, casi preferí que mi puerta sufriera el daño que estaba sintiendo yo.

Nada mas posar la mano en el manillar, y hacer que este abriera, mi cuerpo se desplomo, por la falta de fuerza que había en él, y de inmediato, sentí los brazos fuertes de Jasper, como me sujetaban y alzaban, enrollando los míos en su cuello, para poder estabilizarme más, me oprimía contra su pecho y en ese momento pareció que todo mi dolor y malestar habían pasado. Después de dar un pequeño puntapié a la puerta, para que esta se cerrara a nuestras espaldas, se encamino hacia la cama de mi dormitorio. Me dejo con sumo cuidado en ella, pero yo no podía soltarlo, en verdad que me reconfortaban sus brazos alrededor mío, y no quería que se alejara.

Y pareció comprender mi necesidad, sin despegarse de mí, se postro sobre la cama, a mi lado, y me acurruque en su pecho, mientras él me acariciaba el pelo con cariño. La serenidad me llenaba por completo.

- ¿Podrías decirme, como encontraste mi casa? No me habrás estado siguiendo, ¿verdad?- le decía a Jasper al percatarme del hecho.

- No seas tontita- respondió dando un pequeño toque en mi nariz, con uno de sus finos dedos- Fui a buscarte al trabajo como habíamos acordado y tu jefe me dijo que habías enfermado, y un tal James o Jasón o algo así, me indico donde te había dejado, y así fue como por fin supe donde vivías. Y te aseguro que nunca he entendido esa obcecación de guardar el secreto, no tienes nada de qué avergonzarte, tu eres la persona más fuerte y valiente que he conocido nunca, y has podido salir adelante en la vida, sin ninguna ayuda. Pero eso ha cambiado, ahora me tienes a mí, y para siempre, cuando necesites lo que sea, yo estaré ahí para dártelo-. Carraspeo algo violento- Como un buen amigo siempre haría, claro.

Y este último comentario no sé porque pero no me gusto, bueno no era que no me gustase, sino que me dejo ver que la persona que tenia a mi lado, quizás solo hacia esto por pena, y eso me causaba un gran pesar.

- No quiero que nadie tenga pena ni lastima por mi- le conteste, intentando contener las nauseas.

- ¿Lastima?, no, Irene no te tengo lastima, cariño tu eres la persona que más admiro en todo el mundo, creo que si mi situación hubiera sido como la tuya, yo jamás habría llegado a conseguir lo que tu-.

Y cuando iba a debatir ese comentario, no puede más y una bocanada se me vino, y me aleje de el todo lo que pude, volteando la cabeza hacia el otro lado de la cama y vomitando en el piso. Me sujeto el cabello, para que este no se llenara de aquella porquería, que ya solo contenía bilis, y me sujeto con la otra mano, con fuerza de la cintura, para evitar que cayera de la cama.



Supongo que fue un acto reflejo, se quito la camiseta que ya había sido manchada un poco y me limpio la cara y el cuello con ella, dejándole completamente desnudo de cintura para arriba. Me puse como tomate en temporada, estaba vomitando delante de mi amigo, ahora desnudo, mostrándome el cuerpo mas escultural que habían contemplado mis ojos, y pensar de esa forma, en ese momento, era más sonrojarte aun, ¿acaso era una tonta de remate? Pero que estupideces podía llegar a pensar en una situación como esa. Verdaderamente, no tenía remedio.

Me dejo sola durante un segundo, que me pareció eterno, para traer una palangana con agua y poder lavarme, y después recogió todo lo que yo había manchado, fue tan vergonzoso, pero estaba tan débil que no pude parar sus actos.

- Jasper, te importaría, abrazarme- le pedí con cortedad- es que me siento mejor contigo a mi lado.

El esbozo una sonrisa que derribo todas mis defensas y sin mediar palabra, cumplió lo que yo le había implorado, haciéndome así, la mujer más feliz del mundo, enredada en sus brazos. Y aunque mi pedido era algo irracional, era cierto, el me hacía sentir bien y no pude más que coger ese medicamento que era su cercanía. Después de un rato, mi mente empezó a funcionar un poco mejor,

- Llame a Edward, y no me cogió el teléfono, ¿crees que estará bien?- le pregunte.

- Si, no te preocupes, - dijo ahora serio- Luego le volveré a llamar para que sepa que estas bien, el ya sabía que yo te iría a recoger, seguro que el coche se tardo más de la cuenta. Pero ahora tu descansa, ya sé que el médico de la empresa te examino, pero como no vea que mejoras, te llevare al hospital yo mismo-.

Su cara había cambiado de repente, una sombra se cernía en ella, supuse que de preocupación, y para que no echara raíces ahí, le acaricie el rostro, pasando mis dedos por sus pómulos y sonriéndole débilmente, a lo que él me devolvió el gesto y me apretó un poco mas contra su pecho.

- Ciento mucho hacerte pasar por esto Jasper, siento que me tengas que ver así, deberías dejarme sola, soy una egoísta, siento haberte manchado….-. Le dije en un hilo de voz

- No sientas nada, estoy aquí porque es donde quiero estar, y perdona si te digo que me gusta que seas egoísta, porque no me marchare hasta que no estés completamente bien, y ahora duerme mi niña, yo velare tus sueños-.

En pocos minutos y estando tan sumamente cómoda, me sumí en un placentero sueño, en una total oscuridad, pero siendo consciente de encontrarme, en el lecho más placentero, apacible y delicioso, el pecho de Jasper.


¿Que les parecio? A mi en lo particular me gusto que Edward no aparezca... ja, ja despues entenderan por que. Mi Irene es un genio, me hace todo muy fácil.

5 comentarios:

..*Diana dijo...

...*Me gusto el cap, estuvo super. Chicas ustedes hacen un duo sensacional. Tengo curiosidad por leer el de isa. Suerte..
Cuidensen Besillos
Att: Diana

Irene Comendador dijo...

Cariño, pues parece que si que gusto, jajajajaj
Y tu dices que te lo hago yo facil, no mi vida, tu cabecita lo ve facil siempre, porque eres un genio amor, bueno ya estoy deseando de ver el tuyo publicado, ajajajajaj

Un beso mi niña y cuidate muchisisisisimo

Te quiere siempre tu hermanita del alma Irene

ILSELUNA dijo...

"en tal estado de exitacion".. jaja! que chistoso...

Lynnet Garcia dijo...

jajajaja
El triangulo amoroso
u.u
Se lo pone fácil
jajaja!
Jasper&Irene&Edward
4e
!

Ariusk dijo...

Pues debo decir que me gusto bastante linda me parece mil veces mejor pareja Jasper que E xq algo me ice que el "mecanico" tiene nombre y apellido y no masculino presisamente jejeje pero solo especulo ya me esperare a leer el ultimo cuando lo publiquen espero sea pronto jeje un beso saludos!!