Nuestro aquelarre

21 de diciembre de 2010

Deseos Obscuros

        Capítulo 6

     Dudas Restantes

 

El mes que le siguió a la cita que me hizo novia de Cristóbal fue muy distinto a mis primeros días, casi predecible.

En la cafetería me sentaba con Gaby, Itzel, Cristóbal, Fernando y Dulce.

La escuela iba realmente bien. Ya había conseguido adaptarme. Los maestros eran fáciles de manejar. De hecho estaba segura de que mi boleta iba a estar tapizada de dieces y nueves; salvo por una sola materia.

Desde aquel miércoles en el que James me había ayudado en Matemáticas había perdido todo contacto con él. Eso no era de mucha ayuda para el hecho de que era pésima en mate.

Él se sentaba a mi lado pero yo sentía que había kilómetros de distancia entre nosotros. Nunca me volteaba a ver, era como si me hubiera impuesto la Ley del Hielo. Como si yo fuera una paria de las peores. Era invisible.

A mí eso no me importaba. Yo tenía a Cristóbal que era perfecto para mí. Era dulce, tierno, gracioso… Como mi mejor amigo. Ya estaba, lo había dicho. En realidad Cristóbal era guapísimo y yo lo quería mucho pero eso no era suficiente.

Me gustaba estar con él, salir a pasear juntos pero yo no me sentía como en las películas. Ya saben cuando la chica se enamora por primera vez y haría cualquier cosa por su coprotagonista.

Todo esto lo colegí a partir de la cosa más importante para mí. La cosa sobre la que mi mundo giraba: mi libro.

Desde la última vez que había estado con James mi escritura se estaba yendo para abajo como caída libre.

Ya tenía un titulo para el libro: Anhelos Obscuros. Mi historia tal vez nunca sería el mejor libro del universo (ni ganaría un premio nobel o seria nombrada la onceava musa) pero a mí me fascinaba. Era sobre una chica de 17 años que quería ser escritora. Ella conocía a dos hermanos por los cuales se sentía atraída. Ellos eran completamente diferentes. Gabriel era el mayor: con los ojos dorados, el cabello castaño, un 1.74 de estatura y una sonrisa de comercial. El era muy obscuro y críptico. Al principio ella se sentía totalmente atraída por él, pero después conocía a su hermano. Mateo, era más juvenil, abierto y diáfano. El no conocía la palabra secreto.

Sofía no tenía mamá (un capricho de mi parte) vivía con su padre. En fin ella era novia de Gabriel al principio, pero luego comenzaba a dudar y…

Eso era todo lo que junté en esos meses. Últimamente (para ser más exactos desde que James me había impuesto la Ley del Hielo) estaba teniendo muchos problemas con el famoso “bloqueo del escritor”.

Cristóbal era muy simpático pero yo necesitaba a alguien para basar a Gabriel en él. Necesitaba a James.

Aun a pesar de esto yo jamás lo aceptaría. Mi orgullo era tan grande como el infinito y yo no me lo tragaría por nada del mundo.

Estaba pensando en todo esto en la clase de Química cuando mi novio interrumpió mis ensoñaciones.

—Pss… Liz… pss…

Cristóbal me pasó un papelito.

Ya sé cómo podemos averiguar lo que querías saber sobre los vampiros. Solo necesitamos estar solos, y una computadora. De preferencia tu lap para que nadie nos vea ni sepa lo que buscamos.

¿Está bien hoy después de clases?

Mmm.… Ya tenía un mes acumulando miles de dudas sin responder. No estaría nada mal encontrarles una respuesta a un par al menos.

Si, hoy está bien. En mi casa a las 5 pm en punto ¿Te parece?

Le regresé el papel.

Ok. Entonces… ¿Y si me presentas a tu papá?

Ehh… lo volteé a ver y estaba dedicándome una de esas sonrisas de “por favor”.

Si es una broma no me parece cómica. Y si no lo es no pienso hablar contigo sobre conocer a mi padre mediante un papel.

Me dirigió una mirada un poco decepcionada mientras asentía.

La clase se me fue volando. Intentaba prestar atención pero era muy difícil. La pregunta de Cristóbal me había dejado en shock. Yo lo quería mucho pero… presentarle a mi papá un novio estaba en mi lista de cosas que jamás de los nuncas quiero hacer.

Ya, en serio, dejando el dramatismo de lado no quería hacerlo. Al menos no aún.

Tenía 15 años. Mi papá apenas asimilaba la idea de que yo, su hija pequeña, tuviera un novio. Imagínense como iba a reaccionar cuando se lo presentara. De hecho ni siquiera le había explicado bien la situación. Solo había hablado una vez con él de Cristóbal; el día que nos hicimos novios:

—Y dime… Exactamente ¿ese chico Cristóbal que es de ti?—me cuestionó al llegar a casa en la noche.

—Pues es algo así como mi novio—de inmediato los colores se le subieron al rostro y parecía que se estaba atragantando con la pizza.

—Papá…—le pedí.

— ¿Lo es o no lo es?—logró escupir la pregunta— ¿Elizabeth?

—Apenas comenzamos a salir. Te lo digo para que después no te sorprendas.

—Dices que es el hermano de Itzel.

No era una pregunta.

Asentí.

—Está bien.

Como se suponía que después de aquello llegara a mi casa tomada de la mano de Cristóbal. No, no sería horrible, y después no quería que comenzara a intimidarlo ni nada, no lo mejor era alejar a Cristóbal de mi papá.

El timbre sonó dándole fin a la clase y a mi pesadilla.

— ¿Entonces Liz?—me preguntó sonriendo.

—No lo sé.

Íbamos conversando mientras nos dirigíamos a la siguiente hora, que nos tocaba en salones contiguos.

— ¿Y quién lo sabe?

—Creo que no es conveniente—noté como su sonrisa se deshacía al escucharme—, al menos no por ahora.

— ¿Por qué no Liz?

—Es muy pronto. Casi acabamos a comenzar a salir. Aun no nos conocemos bien.

Tomó mi mano y la entrelazó con la suya.

—Yo sé todo de ti—me contradijo—. Todo lo que es necesario.

—No, no lo sabes.

—Vamos a hablar después ¿sí? En tu casa—me percaté de que James estaba caminando justo detrás de nosotros ¿habría oído todo?, yo esperaba que no.

— ¿Entonces si vas a ir a mi casa?—dije, intentando evadir mis pensamientos.

—Si nena (odiaba que me llamara así), obvio, nos vemos a las 5 en punto —confirmó.

James formó una sonrisa mordaz cuando oyó esto. Yo solo me concentré en no parecer disgustada por lo de "nena".

Nos detuvimos en el salón de mate. Él tomó una de mis mejillas con sus enormes manos y se inclinó para besarme. El beso fue más largo que los demás. Sus labios eran insistentes, y chocaban contra los míos como pidiendo algo que no podia darle. En cierto momento llegué a pensar que marcaba su territorio.

Al final nos separamos con la respiración entrecortada.

Nuestras manos se desenlazaron y su vista se fijó en la mía de una forma especial.

—Te quiero Elizabeth—me confesó sin más, ahí, a medio pasillo, frente a muchos de nuestros compañeros—. Estoy enamorado de ti. Te amo.

—Gracias.

En el momento en que le agradecí supe que había cometido un gran error.

El me había dicho que me amaba y yo le contesté: “gracias” ¿Qué clase de novia…? ¿Qué clase de relación era esa en la que mi novio me decía que me amaba como si fuera muy en serio cuando ambos teníamos solo 15 años y yo le contestaba agradeciéndoselo?

—Hablamos después—dijo con el rostro descompuesto y se fue con justa razón.

Entré a mi clase con la vista fija en el suelo. Aun así pude ver a James y notar como parecía reír. ¡Qué digo reír! Se estaba carcajeando a lo grande. De seguro que escuchó todo el drama entre Cristóbal y yo. Estúpido vampiro.

Esta era la segunda vez que lo insultaba (sin contar cuando decía: ¡malditos Stewart!)

Realmente comenzaba a odiar a James. Él se creía tan perfecto con su deliciosa anatomía, sus bellos ojos dorados, su fantástico cabello cobrizo, su inteligencia innegable, sus besables labios y…

Recordé a un amor imposible que había tenido Itzel por un tiempo. Él muy idiota le había dicho: “yo gano en todo, hasta en los corazones”.

¿Se puede ser más egocéntrico? Sí, James lo era.

Con las complicaciones y todo el día concluyó. Como si yo no tuviera ya bastante al salir de mi última clase me llegó un mensaje al celular:

Liz, no voy a podr pasar x ti. T vas con James y nos vmos en la ksa ¿ok?

Genial. Lo que me faltaba: que James me llevara a mi casa en uno de sus flamantes coches.

—Elizabeth…—me llamó esa inconfundible voz.

—James—mi voz, en cambio, era lo más recalcitrante posible.

— ¿Te llevo a tu casa? —preguntó con gesto inocente como si yo fuera una soberana mentecata.

¡Ja! Me equivoqué antes ya que eso si era lo que me faltaba.

—Preferiría ir con Anne—respondí tan fría como el hielo. Tan fría como su piel—, si no le molesta a ella.

Su rostro realmente denotaba una tremenda confusión. Aquello me encantaba.

Abrió la boca para decir algo pero lo pensó mejor y guardo silencio. Se dedicó a sostener mi mirada. La fijeza de sus pupilas comenzó a atolondrarme.

— ¿Por qué me miras así?—le reclamé.

—Puedes ir con Anne—habló al fin—. Si eso quieres.

Anne llegó en cuanto él me dio esta opción, y se puso al lado de su hermano, sonriéndome con calidez.

—Si eso quiero—repetí aunque creo que no era necesario.

—Hola Elizabeth. ¿Te vas conmigo?

—Como…

—Veo el futuro—me respondió como si aquello fuera común—James dile a Robert que se vaya con Cathy.

—Está bien—aceptó con un gesto de suficiencia—. Adiós Elizabeth.

Parecía algo fastidiado cuando se marchó… ¿Ustedes creen que me excedí? No, no le merecía eso y más.

—Sube—me pidió Anne—, está abierto.

Entramos a su Beatle y arrancó el motor. La aguja de velocidad se movió con velocidad. Para cuando acordé ya íbamos a unos ciento cincuenta kilómetros por hora.

¿Todos los Stewart eran locos por la velocidad?

—Mi hermano me contó que puedes robar recuerdos.

—Algo así. Pero tú vez el futuro—torció la boca al oírme—, eso es mucho mejor.

—No te lo creas—difirió—. El futuro cambia constantemente. Ser clarividente no es el mejor de los dones. El tuyo me gusta mucho más.

— ¿Solo tú y James tienen dones?

—No, casi todos en mi familia los tienen—dijo con la vista en el frente pero prestándome atención regular—. Levi es el único sin ellos. Fe es algo así como un detector de mentiras, Robert maneja las energías de las personas a su alrededor. Es algo así como un valium emocional. Catherine es un valium pero físico. Una persona simbiótica. James lee mentes y yo veo el futuro. Entre nosotros existe un lazo especial, por eso, el día que te conocí pude saber lo que pensabas. A veces intercambiamos nuestros dones pero no muy a menudo.

— ¿Lo tomas prestado?

—Algo parecido—guiñó el ojo—. Es un poco difícil de explicártelo la verdad…—me miró con una curiosidad enorme— ¿Cuándo me vas a platicar lo que sucede entre ustedes dos?

Me quedé atónita. Ella sí que iba al grano.

— ¿Quiénes?—me hice la tonta.

—Por favor Elizabeth, no hagas esto, tú sabes de quien hablo—replicó.

Sí, lo sabía pero no iba a soltar la sopa.

— ¿Qué? Entre nosotros no sucede nada, nada de nada. Él ni me habla—coloqué mi mano en la mejilla y ¡sí! Comenzaba a ruborizarme como ya es mi costumbre.

Me sentí caliente.

Para colmo hablé muy rápido, sólo esperaba que ella no supiera que ese era como un delator para saber cuándo mentía.

— ¿Si no sucede nada porque tomas ese color carmesí tan notorio?—suspiró hastiada—. Pensé que éramos amigas…

—Sí—sí, lo éramos, podia sentirlo—, pero…

Lo analicé intentando encontrar una palabra apropiada pero era muy difícil. No sabía ni como describirlo.

—…Es complicado…

—Creo poder entenderlo—con un dedo tamborileó en su muñeca señalando un finísimo (y de seguro costoso) reloj plateado— ¡Vamos!

Aquel pequeño duende sí que era impaciente.

—Creo que me odia—le confesé en un murmullo.

— ¿Por qué piensas eso?

—Por todo. O tal vez le soy indiferente… No lo sé realmente. Incluso puede que sea un poco ambas cosas.

—Claro que no niña tonta—me dio un zape.

Anne podía ser violenta si se lo proponía.

—Ay… —me quejé. Su mano era pesada.

—Lo siento—se disculpó—. Soy un poquito más fuerte que tú.

—Ya lo noté—comenté riendo mientras me sobaba la cabeza.

— ¿De qué te ríes?

—No lo sé.

Y esta vez ella rio junto a mí. Aquello fue un poquito incómodo… ¿Por qué mi risa sonaba como un ruido torpe y desbocado al lado de la suya de campana afinada?...

Se detuvo. Ya habíamos llegado.

—Muchas gra…

Hizo un mohín.

—Adiós Anne.

—Así está mejor.

Me dio sendos besos en ambas mejillas. El contacto entre nosotras me agrado. Sentí que éramos cómplices. Como si fuéramos amigas de toda la vida.

—Antes de que te vayas quiero decirte algo Elizabeth.

—Lo que quieras.

Parecía solemne.

—James no te odia; y mucho menos le eres indiferente. Él es muy complicado pero le importas…

—Ehh…

—Dale una oportunidad—me pidió como si fuera su madre.

Entonces arrancó el motor del coche en punto muerto. Yo capté la indirecta, bajé aprisa, cerré la puerta y ella voló con todo y su Beatle.

Me dispuse a hacer la tarea. Ni siquiera comí. Yo sé que les va a sonar un poco obsesivo—compulsivo pero James había regresado a mi mente.

“Él es muy complicado pero le importas”.

¿Era posible? ¿James podía sentir algo por mí?

La pregunta dio vueltas en mi cabeza.

Las temidas 5 en punto llegaron y Cristóbal (tan puntual como siempre) ya tocaba mi timbre.

Aspiré aire con tranquilidad y abrí la puerta.

—Lizzie… ¿Qué tal esta mi novia?

Él lucia tan desenfadadamente atractivo y juvenil como siempre.

—Bien—le di un beso muy rápido en la mejilla—, pasa…

Entró un poco extrañado por estar en mi casa.

—Ahí está la lap—señalé la mesa— ¿Quieres algo de tomar?

—un refresco.

Fui a la cocina y se lo serví de forma mecánica.

—Ten—se lo puse en la mesa.

—Siéntate—le dio unas palmaditas a la silla que estaba junto a él—, ya abrí la página.

Lo obedecí y vi en la pantalla de la computadora una letras rojas enormes que parecían gotear […]

…Decía INVESTIGACIONES VAMPIRICAS…

— ¿Es esta?

—Si—se limitó a contestar.

La página era muy extensa pero intentaré explicarla lo mejor posible.

Primero tenía un escrito enorme en el cual aclaraba que no era un sitio de citas ni nada por el estilo. Después la escritora (una mujer llamada Esteé) mostraba su perfil. En él decía que tenía alrededor de 80 años, era una nigth—timer y su esposo llamado Edward era un clásico. Ambos de alimentaban de animales para sobrevivir.

Bajo esto había unos 20 títulos referentes a los diferentes tipos de vampiros y mitos (además de algunas preguntas comunes).

Cristóbal y yo comenzamos de poco en poco. Leímos con lentitud (incluso más de una vez) los escritos de los clásicos, los herederos, los genéticos, los simbióticos, los nigth—timer los poseedores de dones, la familia real, el virus del V5 y cosas por el estilo.

Al leer esa página la mayoría de las utopías y quimeras que residían en mi mente se desmoronaron. Aquella información era muy desalentadora por que decía básicamente algo como:

"Sí, existimos muchos tipos de vampiros. La mayoría somos capaces de curar con rapidez, regenerar órganos y romperle el cuello con un par de dedos. No, no nos dañan el ajo, los crucifijos, las estacas y el Sol solo les causa alergia a algunos. No, no tenemos los ojos rojos, ni somos todos de color traslúcido, a decir verdad con una buena alimentación (ganado) podemos aparentar ser un humano común, un poco más bello pero común.

Sí, la mayoría de nosotros contamos con características especiales de nuestra naturaleza como la velocidad, coordinación, oído más potente, mejor vista y precepción en general de todos los sentidos, memoria fotográfica además de inteligencia innata (refiriéndose a lo innato como al momento en el que se convierten).

Sí, algunos de nosotros son “poseedores de dones” tales como borrar tu memoria, tener poder de convencimiento, leer tu mente, ser clarividente, robar energía (ya sea positiva o negativa), o ser rastreadores.

Sí, nosotros también tenemos leyes y algo así como un “gobierno” que es la familia real vampírica, ella es la que se encarga de los cursos de "educación vampírica" y de castigar a quien infrinja las normas impuestas para nosotros.

Se piensa que somos inmortales por que existen vampiros de hasta 3,000 años y hasta la fecha no se tiene reporte de ninguno que haya muerto por causas naturales.

No, olvídate de una vez de los sueños y telarañas que los libros como Drácula, Crónicas Vampíricas, Vampire Diaries e incluso Crepúsculo entretejieron en tu mente. En el mundo real no existe ningún Edward Cullen, Stefan Salvatore ni Leslat esperándote en la esquina. La mayoría de los vampiros NO contactan con los humanos, o si es así, los usan como “donadores”. Si la historia de Isabella Swan fuera basada en hechos reales lo más probable es que él no hubiera podido tener hijos, ella se hubiera contagiado o convertido desde que tuvieron sexo, se hubiera visto obligada a asistir al menos a un curso de “educación vampírica” y los Vulturi los hubieran matado a todos.

Lo lamentamos (sé que el libro es genial y te encanta. Mis disculpas a Steph la amo) pero ahora ya sabes la verdad. Algunos vampiros son estériles y otros no (dependiendo de su nivel de virus en la sangre). Los hay de todos los tipos: santos, no tanto, malos y demoniacos.

Un donador es un humano que nos da sangre por su propia decisión; algunos les llaman neveras. Esto es peligroso ya que (no tanto en el vampiro) se crea un lazo adictivo entre ambos. El vampiro quiere más sangre de aquella persona y la persona se llega a enamorar. Es verdad que algunos vampiros se enamoran de humanos pero NO por eso los convierten, verán, nosotros estamos acostumbrados a la muerte y la mayoría creemos que al convertirse el alma se pierde entonces… ¿Si estuvieras enamorado de alguien le robarías su alma, su humanidad y todo eso?

Así que muchos (como fue mi caso) al enamorarnos de un mortal vivimos con él hasta que muera (sin infectarlo).

Convertirse en un vampiro no es nada glamoroso. Al principio te sientes muy mal, como si tuvieras una resaca terrible. Al final algunos no aceptan el cambio. Sufren el dolor y siguen siendo humanos. Existen varias formas de contagio, saliva, por transmisión sexual, mordida o fusión de sangre con una infectada. Esto depende de la persona; unas (la minoría) nunca se contagian y otras lo hacen al instante.

Los vampiros se transforman de modo constante y cambian de identidad como de zapatos. Si crees que estás seguro en la iglesia y que en ese lugar no entraremos estas equivocado.

Si te preguntas por que si existe información sobre los de mi especie y a pesar de esto no nos atrapan la respuesta es muy sencilla: estamos en el gobierno. La mayoría de nosotros somos (por orden del mayor al menos) católicos, judíos, cristianos, budistas, cabalistas, y algunos paganos.

Es triste pero a pesar de todo ¡la mayoría no tenemos colmillos! Siento decepcionarte. Algunos creemos que los seres humanos no son más que trozos de carne. Y por último no nos convertimos en murciélagos por las noches y no dormimos en ataúdes (algunos ni dormimos) por si te quitaba el sueño.

Y terminó la información con esta línea:

"Uno no puede elegir de que sangre desea beber

Si se enamorará, matará, robará… Nada

La única decisión certera en nuestra vida es una

Lo queramos o no siempre lastimaremos a los que más nos importan"

Sentí el castañeo de mis dientes, el temblor de mi cuerpo…

Aquello era una verdad demasiado amarga y desoladora para mi razonamiento… ¿Cuántas veces he convivido con un vampiro sin saberlo?

Si todo era verdad y eran así de fuertes y difíciles de matar podrían aplastarnos (me clasifique con los humanos) con la facilidad con la que un pie aplasta a un gusano.

10 de diciembre de 2010

Deseos Obscuros

Capitulo 5
El primer beso

El resto de la semana fue un poco predecible. No hubo muchos cambios. Me sentaba como siempre con Gaby e Itzel en compañía de sus amigos. Al final resultaron muy buenos. Fernando era un poco raro pero me adapte a él.


Con las clases todo iba perfecto, menos en mate. El miércoles el maestro Ramírez me pregunto cuál era el resultado de una ecuación que no comprendía.

—Estoy esperando la respuesta señorita Ortiz.

—Eh…

Ese era un buen momento para tomar una nota mental: si planeo observar a James en clase debía estudiar en casa para que no me sucediera lo que me sucedía en aquel momento.

—Equis cuadrada más equis al cubo por ce sobre 10—respondió él por mí.

—Es correcto señor Stewart pero debería dejar que su compañera aprenda un poco.

Respondió el maestro Ramírez enojadísimo. Pude haber jurado ver lágrimas de molestia en sus ojos. Así que lloraba cuando se molestaba… ¡Que costumbre tan degradante!

—Gracias—dije por lo bajo.

Asintió y ese fue el último contacto. ¿Por qué James ya no me hablaba? ¿Y Anne? Yo creí que éramos algo así como “amigas”.

El viernes en mi mesa (más separada de la de James y el resto de los Stewart de lo que me gustaría jamás) solo se hablaba de él “café”. Todo era:

Bla, bla, bla…

"¿Qué te vas a poner?

¿Después vamos a ir a la presa?

¿Quién te invito?

¿En serio la convenciste de ir contigo?

Bla, bla, bla…

Me estaba hartando. Ir al café no era la gran cosa. Al final con un poco de tolerancia logre superarlo y el día llego a su término.

Por la tarde (después de que mi papá pasara por mí a la escuela) comencé a escribir más, más, y más. Creo que ni siquiera me tomé la molestia de comer.

Todo iba muy bien tanto que se me olvido la cita y cuando acorde Cristóbal ya tocaba a mi puerta.

Me miré con rapidez al espejo, sin analizarme demasiado. Llevaba mis converse, unos pantalones de mezclilla y una blusa de cuello de tortuga blanca. Mi pelo estaba agarrado en una cola de caballo.

Sobra decir que no era el mejor look de todos pero no estaba tan mal. Además solo era una salida al café entre amigos así que tome mi chamarra de mezclilla y abrí la puerta sin muchas expectativas.

Ahí estaba. Cristóbal llevaba un pantalón de mezclilla y una camisa azul (de mi color favorito que por cierto hacia resaltar la tonalidad de sus lindísimos e intensos ojos). Estaba un poco pálido (supuse que por el frio) y algo infantil pero al fin y al cabo era muy guapo.

—Lizzie—me abrazó y percibí el olor a colonia. El sí que se había arreglado.

Vi que traía un carro blanco. El mismo BMW en el que James me había traído de la escuela esa misma semana. ¿Acaso aquello no estaba prohibido en la Constitución? ¿O al menos en el código de las chicas?

— ¿Y eso?— mascullé señalando el BMW poco mas sardónica de lo que pensé.

—No es genial—dijo con una gran sonrisa en el rostro—. Me lo prestó James.

— ¿James?—Yo cada vez estaba más confundida con lo que él me decía.

—Sí, somos amigos desde que se mudó.

— ¿Tú y James Stewart son amigos?—esta vez mi voz sonó mordaz y dubitativa.

—Si—contestó como si aquello fuera lo más lógico del mundo, al menos para él—. Ahora sube.

Cristóbal a diferencia de James no me abrió la puerta algo que no me molestó en lo mínimo. Ellos eran de mundos distintos. Tal como James y yo.

Subió y puso un CD en el estéreo. Era de Zoe una banda que me encantaba. Comenzamos a cantar juntos:



“Paula, no me olvides Paula, para siempre Paula en el alma

Me falta tu mirada, tu sonrisa dulce y tu cuerpo al despertar.

¿Dónde estás?, ¿dónde estás?, ¿dónde vas?”.



¿Acaso había una canción de rock alternativo que sacara las lágrimas de la forma en que Paula lo hacía?

R=Lo dudo.

— ¿Te gusta Zoe?—me preguntó algo mordaz aunque creo que lo merecía.

—Me gusta Paula—lo corregí algo presuntuosa con los labios un poco curveados.

—Es su mejor canción hasta ahora—comentó.

Al menos teníamos pensamientos similares.

—Lo sé.

—Eso…—hizo una pausa algo nervioso y me dio una mirada profunda—Eso me gusta mucho de ti.

— ¿Qué? ¿El hecho de qué me guste esa música?

—No. Que lo sabes todo.

¿Estaba siendo muy presumida? ¿O tal vez demasiado "Elizabeth Ortiz" para él? A veces era algo insolente.

—Claro que no lo sé todo—rebatí en un vano intento por que el pensara que podía ser humilde si me lo proponía.

—Si lo sabes—volvió a contradecirme—, solo que no te gusta aceptarlo. Cambiando de tema—no parecía inmutarse—. Sé que te invite a tomar un café pero…

— ¿Sí?—apresuré las cosas mientras lo miraba con atención.

— ¿Qué te parece si vamos a otro lado?—propuso tentador.

—Depende.

— ¿De qué?

—De adonde me vayas a llevar.

—Vamos a estacionar por aquí.

¿Al bosque? Bah… Todo era mejor que ir al famoso café snob del pueblo.

—Me parece bien.

Regresó un par de metros del camino ya recorrido. Nos detuvimos a la orilla de la carretera y bajamos del auto. Él le puso los seguros. ¿Imagínense si le robaran el auto de los Stewart? La sola idea de él mohín que haría la exquisita Catherine (a la que no parecía caerle bien) me sacó una sonrisa como la del gato de "Alicia en el País de las Maravillas".

Él se percató de mi sonrisa y me interpeló:

— ¿Cuál es el chiste?

—Sabes pensé que no podías manejar—dije cambiando de tema con brusquedad.

—Nací en enero. El 2

Me senté en el mullido piso de hojas de árboles satisfecha de que no fuera testarudo y me exigiera una respuesta y él me siguió.

Quedamos frente a frente.

—Así que legalmente ya tienes 15 años—continué con el tema.

—Sí.

—A veces me gustaría ser más grande—me sentí mal por él cuando me lo confesó—. En la prepa todos me ven como un niño.

—Tú eres muy maduro para tu edad—le hice un halago en un intento por subirle el ánimo.

—Gracias—dibujo una sonrisa profusa.

— ¿Cómo conociste a los Stewart?

—Eh…—dudó y bajó la vista al suelo—No sé si deba contarte.

— ¿Por qué no?— hablé algo molesta.

—Es un secreto—se obligó a contestar—. Si te lo dijera deberías prometer que no se lo contaras a nadie.

—Claro que no se lo diría a nadie—torcí la boca en señal de disgusto— ¿No confías en mi?

—Creo que no es tan malo decírtelo—ya había sembrado la duda en él, con facilidad—. Confió en ti—me guiñó el ojo.

Le sonreí con afabilidad devolviéndole el gesto.

— ¿Y bien?—le di el empujoncito final.

—Hace un par de meses Itzel empezó a actuar un poco raro—hizo una mueca al recordarlo—. Bueno ella comenzó a “manipular a las personas”

— ¿A qué te refieres?

—Es un poco difícil de explicar. Era como un lavado de cerebro. Si tú querías comer pizza y ella decía: “no, yo quiero pollo” aceptabas aunque odiaras el pollo—notó la cara de repulsión que debí hacer en ese momento y se detuvo—. No es algo que ella planeara, claro está, solo sucedía—la justificó.

“Lavado de cerebro” ¡Qué horror! ¿Cómo podía Cristóbal hablar de eso de forma tan pasiva?

— ¿Y cómo supo que lo hacía?

—Pues cuando los Stewart llegaron a Itzel le encantó James y de manera inconsciente uso su don con él—bajó la voz—. Lo convenció de que fueran novios.

¡Itzel y James habían salido!

— ¿Y ellos se dieron cuenta?

—Sí, James le dijo a Levi y el habló con mi hermana. Le explicó que era una hibrida y todo lo de la transformación.

— ¿Entonces tú sabes que los Stewart son vampiros?

—Sí.

— ¿Y tu hermana también lo es?

—No completamente, pero sí, lo es.

— ¿Y tú?

—Yo no lo soy.

Noté un brillo peculiar en sus ojos. Al parecer asi le gustaban las cosas.

— ¿No te da miedo a veces convivir con ellos?

Suspiró, como si fuera una pregunta compleja, de las que no quería contestar.

—Acepto que al principio guardaba sospechas…—sonaba arrepentido—, pero estaba equivocado, totalmente equivocado—se disculpó—porque ellos son las personas más amables que he conocido en mi vida. Yo confío en todos ahora, metería mis manos al fuego, especialmente por James.

—Que bien—atiné a decir.

— ¿Y tú como lo sabes?

Suspiré, era una pregunta que yo sabía no podría evadir.

Estiré mi mano y entrelacé los dedos de Cristóbal con los míos. Entonces lo hice.

No me pregunten el motivo pero le mostré todo. La reticencia que siempre mostró Fidelmar hacia el tema de mi madre, el recuerdo de James cuando me contó la verdad, mi reacción y hasta mis pasos de la aceptación.

Sé que Cristóbal era joven en exceso pero dijo cosas grandiosas como:

“A nadie se le debe engañar así”

“Todos somos un poco extraños. Si no ¿Dónde estaría el misterio?”

O que tal:

“Eres una chica original. Que no te preocupe lo que los demás piensen de ti”

Se acabaron los recuerdos y ambos abrimos los ojos.

No sé si fue la situación o el hecho de que me había sincerado con el de una forma que nunca hice con nadie pero Cristóbal me pareció, en ese instante el chico más atrayente que conocí jamás. Y no es que fuera más guapo que James (eso jamás) pero eran, como dije antes, dos mundos distintos.

James era totalmente misterioso, críptico, furtivo, enigmático, indescifrable, tal vez lo era de una forma excesiva. Me gustaba mucho pero resultaba inalcanzable. Además nunca podría salir con alguien como el por qué éramos polos opuestos. El destino nos separaría.

En cambio Cristóbal era especial. Desmesuradamente joven e infantil pero al mismo tiempo podía ser maduro y serio en las ocasiones que lo requerían.

Sus bellísimos ojos azules me miraron con intensidad y me sumergí en ellos. Él tomó sus manos entre las mías y pude sentir en mis oídos el ritmo acelerado de mi pulso.

Una de sus manos se liberó del apretón de la mía y me rosó la cara con suavidad. Tal como lo había hecho James unos días antes. La diferencia era que la piel de Cristóbal era sedosa y tibia. A pesar de eso también me estremecí bajo su contacto.

—Eres muy bella Elizabeth—me manifestó y a pesar de que su voz no era tan musical supe que hablaba en serio.

—No lo soy.

—Shhh…— me calló poniendo un dedo sobre mis labios.

¿Era posible? ¿Podía gustarme Cristóbal?

Se acercó un poco mas y me dio tiempo para que si así lo quería me moviera pero no lo hice. En ese momento deseaba aquello tanto o más que él.

Cuando estuvo seguro de que yo estaba de acuerdo se reclinó lo suficiente y sus labios rozaron contra los míos de una forma muy dulce y tierna. Fue corto pero placentero. Tal como imaginé que sería mi primer beso.

¡Sí! Ese fue mi primer beso.

Con Cristóbal Celess Rasso.

Nuestros rostros se alejaron un par de centímetros.

—Me gustas mucho Elizabeth.

—Y tú a mí—respondí a su declaración con voz suave.

—Sé que no debí besarte así nada más y menos en la primera cita—empezó a disculparse a borbotones—. No le va a gustar nada a tu padre.

—Él no tiene por que saberlo—repliqué.

— ¿Entonces como le explicaras que tienes novio?

En sus facciones aun algo infantiles, se reveló la confusión un poco.

—Yo no recuerdo que me lo hayas pedido—rebatí a su gesto.

Suspiró.

—Bien. Sé que hace poco que nos conocemos—me miró al rostro de frente. Sus bellísimos ojos azules eran de ensueño con ese matiz tan intenso—, pero me gustas mucho, demasiado tal vez. Cuando te vi en la cafetería el primer día comencé a sentir algo por ti, algo que jamás había sentido. Todos los días te prestaba más atención que a los demás esperando que captaras mis indirectas y en las noches me la pasaba pensando si te podría gustar (yo nunca me di cuenta); recordando tu cara y coligiendo tus frases antes de dormir.

Suspiró de nuevo, como dejando al pasado ese recuerdo.

—Me di cuenta de que te gustaba James—continuó—, y al principio me sentí celoso por primera vez en mis 15 años (aun me gustaba James un poco). Hoy justo cuando me mostraste tus pensamientos estuve seguro. Tal vez Elizabeth creas que estoy loco pero comienzo a enamorarme de ti—eso era muy rápido pero me encanto oírlo de sus labios “comienzo a enamorarme de ti” ¿no sonaba genial?—. Cuando nos besamos me sentí estupendamente. Yo no sé muy bien expresar mis emociones con palabras solo sé que tú me encantas. Así que… Fátima Elizabeth Ortiz Bibian… ¿Te gustaría ser mi novia?

Guardé silencio por un momento. Todo era muy rápido. Antes de esta misma tarde solo pensaba en Cristóbal como un amigo pero ahora me gustaba. Además era un chico guapo, agradable, y lo más importante: yo le gustaba. Además era súper escuchar todo lo que pensó de mí desde el primer día, era como música de Zoe para mis oídos.

—Siiiii.

Cristóbal saltó de la emoción cuando acepté.

El resto de nuestra primera cita conversamos sobre nuestra música favorita. A él no le gustaba la música clásica pero era algo con lo que yo podía lidiar. Ese era solo un pequeño defecto que tenía corrección con el tiempo. Y no estaba tan mal, al menos tampoco le gustaba el duranguense (eso si era algo con lo que yo no podía lidiar en aquel momento).

Al final; justo con la salida del crepúsculo Cristóbal me llevó a mi casa.

—Ya me tengo que ir—mencioné mientras separaba con delicadeza mi mano de la suya. Abrí la puerta del coche para bajar.

— ¿Vas a soñar conmigo? —añadió con sus ojos cargados de una inmensa ilusión… De la ilusión del primer enamoramiento. Y era perfecto, maravilloso.

—No lo sé— ¿fui un poco cortante?—. Eso espero.

Bajé del coche y cerré la puerta.

—Buenas noches Elizabeth—se despidió de mí asomándose por la ventana del copiloto.

—Sueñas conmigo Cristóbal—le pedí antes de que se fuera.

Éramos distintos por que él me lo preguntaba y yo se lo ordenaba.

—Siempre—respondió como si no fuera necesario que lo mencionara.

Y el auto arrancó.

Esperé hasta que desapareciera de mi vista y entre a mi casa. Emocionada, con la cabeza y el corazón revueltos y las emociones a flor de piel.

No importaba lo que pudiera suceder después, si me gustarían otros chicos, u otras chicas a él, si nos peleábamos una vez… él era mi primer beso, mi primer novio… Cristóbal ya era alguien inolvidable para mi, alguien que siempre estaría en mi corazón.

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Muy tarde pero llegó el capi. Espero que les guste chicos. Recuerden que... a pesar de mi gran ausencia tanto aqui como en sus blogs los quiero mil y pronto en las vacas me pondre al corriente.

Besos!!

1 de noviembre de 2010

Primeras Malas Decisiones



Tú besas, yo beso, nosotros besamos...

By: Isabella

Jasper pasó a mi casa muy caballeroso, iba vestido con un pantalón de casimir y una camisa de vestir blanca que le quedaban muy bien. Yo, después de mil atuendos me había decidido por un vestido rojo escarlata que tenía en mi clóset. En realidad, al principio, me negué rotundamente a ponérmelo, pensando que era demasiado atrevido y opté por uno color champaña sin escote alguno, con cuello redondo y mangas largas, que cubría casi toda mi piel desde mi torso hasta mis rodillas pero, al final, Jasper me texteó diciéndome que Irene se vestiría de ese color, y yo, queriendo verme distinta me lo quité sin pensarlo siquiera.


Mis otros vestidos (uno rosa, uno plata, uno negro, dos aquamarina, y uno verde) estaban en la tintorería por lo cual me quedé con el rojo provocador.

El vestido era rojo (como ya dije) con escote en los hombros, dejando ver los huesos de mi clavicula y en la parte trasera, llegando hasta el fin de mi espalda. Tenía distintas capas de tul lo cual le daba un movimiento especial al aire libre y me llegaba a media pantorrilla. No tenía mangas y contrastaba de forma notable con mis ojos negrísimos (pintados con sombra gris), con mi piel aceitunada pero lo mas pálida posible, mi pelo largo y obscuro…

Tenía, ya hecho, un chongo muy bien recogido, donde sólo se escapaban unos mechones de mi flequillo, aplicado rímel, base, y los labios pintados con brillo pero rojísimos (su color natural). Al verme en mi espejo me parecí demasiado atrevida, por lo cual, sintiendo la brisa del exterior, viendo el cielo nublado, y el tremendo escote que llevaba, me puse mi abrigo encima. Asi bajé a abrirle a Jasper antes de que alguno de mis padres o la muchacha lo hicieran.

Pasó en un coche espectacular, del tipo del de Edward, y estaba, por supuesto guapísimo pero yo, tonta como siempre, no podia dejar de pensar en Edward.

El me había dejado muy en claro que era una persona non grata en esa cita, y no podia, dejar de soñar despierta con esos ojos suyos, como dos gotas de miel traspasándome de la forma más cruel durante todo el tiempo.

Llegamos a la colina, y yo seguía nerviosa, aunque, claro, era más llevadero con Jasper al lado, siendo tan amable como siempre lo era. El comenzó a explicarme la historia de los Beatles, como empezaron tocando en Liverpool de adolescentes, sin siquiera soñar con llegar a ser lo que un décimo de lo que eran…

Cuando ellos llegaron. Aun no los veía pero, podia oír la voz de Edward cerca, y su mirada clavada en mi espalda. Intenté tranquilizarme.

"Basta Sofía"

Me regañe a mí misma.

Pero entonces, cuando comenzaba a despabilarme otra cosa me atacó…

Ahora bien, yo les he contado, ya, antes que, Irene no estaba nada mal, pero aquello era pasarse de la raya. Llevaba un vestido champan (tal como Jasper me dijo) y yo podría decir mil cosas, como que era excesivamente escotado, o demasiado vulgar para una chica de familia, pero, sinceramente, todo eso no serviría de nada, porque la chica, muy a mi pesar, se veía esplendida.

El escote era inmenso, por lo cual sus enormes senos parecían desbordarse de las pequeñas tiras de tela que los cubrían, su cintura pequeñísima, en comparación con sus pechos y caderas, estaba totalmente ceñida por la tela, sin un solo exceso de grasa que ocultar y la caída alargaba sus piernas cortas, pero de buenas proporciones. Su piel (pálida) quedaba muy bien con el tono del vestido.

Creo que, si yo hubiera sido ella, tal vez, me hubiera puesto una sombra más obscura, y unos zapatos más altos (además de, está claro, haberme arreglado esa maraña tipo Alice que la chica tenía por pelo) pero, no le hacía falta, asi, ya se veía fantástica. Y claro está que, si yo pensaba eso de ella, los chicos (Jasper y Edward) debían de verle perfecta, súper sensual...

Me saludo con sendos besos en las mejillas y aunque se los correspondí, me sentía algo pandeada, como fuera de lugar.

Yo sabía que era bonita, delgada, de buenos modales, culta… pero, ese no era mi sitio. Cuando el documental comenzó, Irene salto como una niña, hasta llegar a Jasper el cual, con una sonrisa en los labios enorme, se veía tan infantil como ella.

Se les notaba a leguas la emoción que les causaba y me sentí mal por no actuar ni un poco como ellos, aunque Edward, parecía pasársela tanto o más mal que yo.

Mientras me esforzaba por no lucir muy aburrida me di cuenta de que, Edward me observaba de reojo, pero no enojado, sino como muy atento, aunque de vez en cuando lanzaba un bostezo al aire.

Eso me inquieto a sobremanera, por varias razones, y comencé a cavilar sin darme cuenta sobre ello. Por un lado, pensaba que él, estaba aburrido por verme, como si sus bostezos fueran una señal para mi, y eso me ofendió, pero en parte, no podia dejar de pensar, que, tal vez él, tampoco se la estaba pasando muy bien con la proyección y me volteaba a ver, porque le interesaba.

Asi que, se convirtió en un concurso de miradas la noche para mí. Yo le lanzaba un vistazo a través de mi cabello y cuando pensaba que se voltearía me volvía, creyendo que no se daría cuenta.

Pero, ya casi al final del documental, se me paso la mano. Estaba pensando en lo guapo que se veía esa noche con la camiseta azul que llevaba, en el color tan intenso de sus ojos, en la suavidad y el buen olor que debía desprender su cabello al tocarlo… si tan solo pudiera pasarle la mano por unos segundos… Y entonces me descubrió. Vio en mi dirección, me guiño un ojo y sonrió. Yo me sonroje al instante, y consciente de que tanto Irene como Jasper estaban tan ensimismados en ellos mismos y en el filme me acerque hacia él. Nos separaban solo un par de metros y Edward también se inclino hacia mi…

Faltaban un par de centímetros para que, nuestras bocas se encontraran. Ya casi podia saborear sus labios, y se me vino a la mente una parte del Cantar de los Cantares (un texto bíblico) que decía algo como "bajo tu lengua hay miel y leche".

Nuestros labios se rozaron por un segundo, y entonces, mi conciencia saltó y me separé de él, sintiendo que los labios me dolían por este acto.

— ¿Por qué haces esto? —repliqué—. Tú estás con ella.

—Lo sé pero tú me gustas… mmm… no sé… yo la amo pero cuando estoy contigo…

— ¿La amas? —le cuestioné con dolor en la voz—. No te entiendo, si la amas deberías de…

—De serle fiel ¿no es asi? Pero, créeme Sofía dar consejos y seguirlos no es lo mismo.

—lo sé pero si yo fuera tú…

—Si tú fueras yo ¿Qué? —se apresuró a decir—. Tú has venido a esta cita con Jazz y aun asi estás aquí, besándome ¿no? Asi que no me vengas con ese cuento de caminos.

—Sus…

Iba a defenderme diciéndole que no era lo mismo, que yo no era novia de Jasper, que nos acabábamos de conocer pero, yo había venido a la cita con él, y sabiendo que Irene estaba con Edward lo besé por lo cual no era mejor persona que él.

Con todo y eso, me sentía ofendida por sus diatribas y, más sonrojada que antes, decidí, pedirle a Irene que me llevara al tocador, asi podría, esconder mi cabeza ahí hasta el fin del documental y salir con alguna excusa, para que Jasper me llevara a mi casa rápido.

—Discúlpame Irene ¿sabes dónde está el baño? —Le pregunté, intentando ser paciente.

—Si claro, pero ¿no puedes esperar un momento, ya casi termina?— me pidió, pensando en ella misma, tal vez por eso hacia buena pareja con Edward.

Me sonrió y no pude evitar bajar la mirada, apenada de haberla juzgado de tal modo, sin pensar yo también en alguien que no fuera yo.

—No, tú disfruta de la peli, yo la acompañare—dijo Edward de pronto, seguido de que Irene, que con un suspiro pesaroso se había parado de su asiento volvió a sentarse, con una enorme sonrisa, de seguro pensando en que había hecho para merecer un novio tan bueno.

Ja, si supiera…

Me volví con cara de perrito a punto de regañar, esperando que alguno de los dos lo notara, pero tanto Jasper como Irene estaban tan inmersos en el filme, que ninguno de los dos nos prestó la mínima atención. Me pare, de mala gana pero sin otra opción y seguí a Edward hacia los baños.

No dijimos una palabra en el camino, y yo intentaba, ir lo más alejada de él posible. Mi plan inicial era, quedarme los 10 minutos que le podían restar al documental pero, aquel baño, tan improvisado estaba impregnado de un aroma, de lo menos agradable, y después de unos 6 minutos no soporté mas y salí de allí.

Edward me dio una mirada curiosa cuando salí del baño. Después formo una sonrisa torcida mientras me llamaba con un ademán. Cuando llegue a él no pude evitar sonreírle, pensando en que, sea como sea éramos el y yo, solos.

Nuestro caminar fue lento, como si, entre ese silencio que se entretejía entre ambos hubiera algo en el fondo, como una sensación de bienestar al estar juntos…

Al llegar a los asientos, me lleve una sorpresa tremenda, al ver que, no solo el filme había concluido sino que, nuestras respectivas parejas no estaban.

—¿Edward? —lo llamé, esperando que el supiera el motivo de esto.

—¿Por qué no están Irene ni Jasper? —gruñó, dejando ver que no le gustaba que estos estuvieran solos.

—No lo sé pero mira, allá van pasando unas patrullas.

Tardé mas en balbucear las últimas palabras que él, en correr hacia ese sitio que le señalaba. Mientras me quede parada, sin saber qué hacer.

Después de un par de minutos, Edward regreso, para decirme que, al parecer Irene había manchado el vestido de otra chica, ella se enfureció y Jasper termino liándose con el novio de esta. Luego, obviamente por "disturbio social" llevaron a las respectivas parejas a rendir declaración a la procuraduría, que estaba a un par de minutos de ahí.

Aunque Edward quería llevarme a mi casa, y ya luego regresar por ambos, yo insistí en ir con él. Realmente me sentía muy culpable de que, mientras que nosotros estábamos en "algo" por decirlo asi, ellos, por un accidente de seguro terminaron rindiendo testimonio.

Y creo que, Edward se sentía tan mal o más aun que yo, porque al final acepto llevarme con él.

Una vez en aquel edificio tan frio y espantoso Edward se dirigió inmediatamente con el encargado del sitio para convencerlo de que dejara salir a ambos, y sin la menor marca en su expediente.

Este no parecía ceder, pero, pude notar, como, con la mayor discreción Edward se metió la mano en uno de los bolsillos, de seguro buscando algo para "ayudar a su causa" y me tranquilice.

Aun asi, le debía una disculpa tanto a Irene como a Jasper, y decidí ir a barandilla, a buscarlos.

El policía se mostraba renuente en dejarme pasar hasta que un infortunio me ataco. Intente subir un poco más el zipper de mi abrigo y este se descompuso, dejándome con el abrigo abierto.

Pude darme cuenta claramente de la desfachatez con la que el agente miraba mi pecho descubierto y, al volverle a decir que, por favor, me dejara pasar aunque fuera un minuto adentro el me respondió con voz lasciva, y sin despegarme la mirada de encima:

—Sí, pero solo si me deja su abrigo.

Estuve a punto de decirle hasta de lo que se iba a morir, pero escuche un llanto provenir de adentro de la reja, y pensando que podia ser Irene, y sintiéndome, además la culpable de todo me quite mi abrigo y se lo tendí al sujeto, sin verle.

Al caminar por la reja, podia sentir los ojos de él y de otros tipos, que me silbaron al pasar sobre de mi, desnudándome (ja, como si no me sintiera ya incomoda) pero era por una buena causa, me repetía para no detenerme.

Y, cuando llegue al sitio donde se encontraban Jasper e Irene, me lleve un buen chasco.

Ellos, no estaban precisamente en una de las rejas, sino en una sala tipo oficina con sillones y todo, de esas que, se reflejan por fuera y donde, los demás te ven y tú no puedes verlos (lo supe por el material de esta, la ubicación, y el letrero que tenia afuera)

De seguro ellos no sabían, porque ella seguía llorando, conforme intentaba cubrirse el pecho, el cual solo contaba con retazos de lo que había sido su "hermoso vestido" Jasper estaba tenso, pero después de un poco de conversación se acerco a ella para abrazarla. Se besaron, comenzaron lentamente, con los ojos cerrados, de forma tierna, y luego, su beso comenzó a subir de tono.

Jasper se separo de ella, y empezó a hablar, pero Irene volvió a buscar su boca, y lo beso de nuevo.

Salí de ahí, sin querer ver nada mas, pensando en lo estúpida que fui. A mitad del camino me encontré con Edward, el cual, abrió los ojos alarmado, al ver, detrás de mí, a su adorada Irene, con el vestido deshecho, los ojos corridos de rímel, la boca manchada de labial… ya saben, hecha un desastre.

Jasper le seguía, con el rostro inexpresivo. Irene, sin la menor vergüenza se echo a los brazos de Edward, mientras sollozaba mas.

Esta vez, no tenía el menor arrepentimiento. Para llevarme a casa, surgieron un par de inconvenientes, porque Jasper había dejado el carro aun en la colina, y yo, tenia toque de queda.

Edward, quería que, Irene llegara lo más pronto posible a su casa, por lo que accedió a, que Jasper la llevara a casa y él, iría por el auto de su amigo, para llevarme a la mía.

Me dejo su chaqueta, para que me tapara el frio (había olvidado pedirle mi abrigo al policía pervert) y se fueron.

Irene iba abrazada de Jasper al salir, y no dude que, de seguro, fueran a ponerse "afectuosos" en el camino a casa, de seguro ella le ponía el cuerno a Edward con Jasper.

Asi que, tal vez como forma de venganza (por lo que ella me hizo) cuando Edward llego de nuevo a la procuraduría, lo primero que hice al entrar al coche fue lanzarme a besarle.

Parecía indeciso al principio, pero, al notar el arrebato de mi boca, me siguió, de forma más dulce.

Y esa venganza, que pretendía alzar en contra de Irene se convirtió en un beso perfecto, en todas las facetas posibles, donde nuestros labios parecían estar sincronizados con el latido de nuestros corazones. Se convirtió en el beso más tierno, más intenso, más irreverente que había tenido en toda mi vida…

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Hola chicos, pues, despues de mucho... tiempo aqui esta el sig capi, que corrio a mi cuenta, espero que su espera les haya valido la pena, recuerden que tamb se publica en el blog de mi cole Irene, y que, sus coments, son muy importantes para ambas, asi que, no duden en decirnos que les parecio

xoxo

21 de octubre de 2010

en busca de mi nuevo colega!!!

Bueno, como lo habran notado, ya no subo nada, detuve las publicaciones, y asi. Ya les habia comentado los problemas que tenia, y que, me era imposible (y aun lo es) mantener este blog a flote.

No quiero que este asi, como bien vacio, asi que si alguno de los que lee esto esta interesado en ser mi colega (seriamos las chicas utopicas, ja, ja) y formar parte del staff de utopia escarlata puede hacerlo.

Solo les pido que, tengan tiempo para poder publicar o asi ( o sea que no esten todavia mas ocupadas que yo), las dejaria implementar nuevas cosas, ser administradoras, publicar sus propios trabajos... no estoy cerrada a nada.

Espero alguien se anime, me dejan un coment o mandan un mail a viri_lr12@hotmail.com

P.D. Se que algunas estan super ocupadas (Ale, Beu, Irene, Leire) ustedes no se preocupen, ni se disculpen ¿ok? yo entiendo que estan como yo o mas atareadas.

Besos

5 de octubre de 2010

Somos 100...


Sencillamente no puedo explicar lo que siento en este momento ¡somos cien! ja, ja y sé que, obviamente, muchos de ustedes tienen 200, 500, o millones de seguidores mas que yo, pero aun asi, el poder decir que hay cien personas a las cuales les interesa lo que escribo y que, a pesar de todo se preocupan por mi (y sin conocerme en persona) es lo máximo.

De hecho son mas personas aqui que en mi face o msn (cuando alguien no me cae bien o no lo conozco no lo agrego)

Asi que no lo olviden... ¡los amo chicos!

xD

1 de octubre de 2010

Mis chicos utópicos...

Hola!!!



Quiero fingir un ánimo que no tengo pero me es imposible. Ustedes saben que los ¡amo! si, no exagero durante mas de seis meses han sido mi vida entera, me han apoyado, desde LaDy mi seguidora no. 1 hasta Sinidy, la no. 98 de la lista.

Gracias a este blog me pasaron las mejores cosas de mi vida, surgió mi libro completo (deseos obscuros) me desahogue de forma total con lazos de sangre, saque mis hojas al viento (antes de formar el blog con mi cole Arii), saque un lado de mi en primeras...

Bueno, y que decir de la gente hermosa, esa que conocí aqui, que me siguieron, me dieron su apoyo y todo.

Estan, por supuesto en esta lista LaDy, la Michelle, mi hermanita Irene, mi twin Isabella, mi hija Karla, mi hombre (je, je) Sandocan, mi tia Leire, mi cole la Arii, mis chicas de la Bandita (la Seño Beu, la Ale, mi T, Leda, Coka, Ada, Tiwii), mi ahijadita Dii, mi hermanita Yess, la Rochie preciosa, la San, Karlita y Carol, Gaby, Karol Scandu... todos ustedes ya son una parte de mi, y quiero que sepan que pase lo que pase, donde sea que yo vaya ustedes estaran en mi corazón por siempre.

Agradezco su apoyo en el concurso del mejor blog vampírico, gracias a el conoci muchas personas lindas, convivi más que nunca en mi vida, fue mi etapa mas productiva (en cuanto a escribir) y muchas cosas mas.

Pero les recuerdo, que mi primer dia aqui (cuando aun eramos lazos de sangre) les dije que, siempre seria sincera con ustedes, mis seguidores, ya fueran dos o fueran millones (ja, ja si como no). Y la verdad he intendado pero no puedo seguir asi.

El blog no me llena como antes y, odio entrar y ver que he perdido seguidores por lo mismo al igual que comentarios, me gustaria decir que con un coment y un seguidor me basta (y aunque es asi no tengo el tiempo que ustedes merecen y odio hacer las cosas a medias) ademas, me rompe el alma que me pidan que los lea, que nos enlacemos y no tenga el tiempo para hacerlo. Asi que, como no quiero que este sitio, tan lindo he importante para mi vaya en decadencia he tomado una decision, o encuentro a alguien decidido que, este dispuesto a ayudarme en este asunto o lo mejor sera cerrar el blog de forma definitiva (seguire escribiendo con la irene si quiere y publicaremos solo en su blog y de vez en cuando subire algo a hojas al viento).

Con algunos ya habia comentado lo desanimada que ando pero, decidi mejor que todos lo supieran por igual, sin darle a nadie exclusivas.

Los quiero, no lo olviden.

P.d. Participen en el concurso de mi twiin, pueden ver las bases en la esquina derecha de este blog, en mi lista de blogs.

Besos.

29 de septiembre de 2010

Deseos Obscuros

Capitulo 4

Aceptación


Después de aquel primer fatídico día de escuela pasé (como todo humano común) por las cuatro fases que se recorren después de dos cosas: perder a alguien o enterarte de un secreto (en mi caso fue lo segundo).


1. NEGACIÓN

Me dije a mi misma que no podía ser cierto. Dormí muy con mucha dificultad esa noche debido a mis constantes pesadillas que no eran otra cosa más que los recuerdos que “robe” tanto de Fidelmar como de James. Estaban revoloteando en mi cabeza.

Todo era muy confuso.

Desde la depresión de los hermanos fantásticos (como se me ocurrió llamar a James y Anne debido no solo a sus dotes sino al hecho de que eran mellizos) hasta la forma en que se alimentaban todos ellos. De la forma en que Fidelmar me quería (algo que me sorprendía un poquito por que el no es muy afectuoso) hasta su sobreprotección que salía a relucir en su plática con James. No estaba segura por que le había dicho aquello de “más te vale no pensar en lo que creo que piensas” ¿A qué se refería? ¿Qué podría pensar James que lo perturbara tanto?

Así que en la mañana cuando desperté estaba convencida de que todo había sido un mal sueño. Me levanté como si nada. Entonces algo llamó mi atención. En mi escritorio estaba mi mochila con una nota clavada con un seguro.

El papel era blanco y muy fino. De esos que se utilizan en las invitaciones a bodas y demás eventos socialites. Supe al instante quien lo había escrito por la sobria caligrafía de finales del siglo XIX o principios del siglo XX; la misma del papel del día anterior de la clase de mate.



Elizabeth:

Espero que te sientas mejor, de verdad. No te preocupes; hice tu tarea de ayer. Por cierto, Anne te manda saludar; ella dice que vio que aunque sea un poco difícil al final vas a aceptar todo el drama de los vampiros y seguirás adelante, asi que no pienses tanto en eso ¿sí? Según Levi lo mejor es dejarse llevar en estos momentos.

James.



5 líneas, solo eso. Era una nota realmente corta. Algo no personal de su parte. Más que nada solo con recomendaciones de miembros de su familia. No decía mucho a pesar de lo cual dejaba en claro una cosa: lo ocurrido ayer no era un mal sueño. Era una realidad.

2. ENOJO

No sé si estaba enojada conmigo misma por pedirle a James que elucidara el secreto, con el por haberme hecho caso o con Fidelmar por no habérmelo contado antes.

El hecho es que estaba demasiado enojada. Recordé entonces lo que mi “conciencia” me había dicho la noche anterior y razoné.

No debía enojarme conmigo misma simplemente porque era algo insano y estúpido de mi parte así que me descarte de mi lista imaginaria de personas (reales) que odiar. Después estaba James, algo que no tenía mucho sentido porque yo había visto como Fidelmar intentó detenerlo y él se negó. Él solo era culpable de ser una buena persona. En todo caso más bien debería de ser colocado en mi lista de personas (imaginaria también) a quienes debo agradecer. Y ya por ultimo estaba Fidelmar, mi papá pero a él tampoco lo podía odiar. Ni siquiera podía estar enojada. Es que Fidelmar era como mi hijo. Era extremadamente inestable y caprichudo. Por ende invertíamos constantemente los papeles, y, en todo caso… ¿cómo podría una madre estar enojada con su hijo?

Mi enojo se disipó con facilidad.

3. DEPRESIÓN

La depresión era lo siguiente. Por un par de minutos mientras me vestía me permití llorar un poco. No es que fuera muy llorona (por favor no piensen que soy una niña caprichosa) pero eran tiempos difíciles. Después me detuve. ¡SI! de vez en cuando necesitaba llorar y todo eso pero no por tanto tiempo. Supongo que no soy una persona depresiva. Era más bien del tipo de aquel dicho que dice algo como:

“Y después de llorar y patalear… ¿Qué mas sabes hacer?”

Levantarme, contesté muy segura de mi misma y seguí adelante.

4. ACEPTACIÓN

Esta me costó un poco mas de trabajo que sus antecesores. Primero porque di un repaso a mi mente de los recuerdos que había visto el día anterior. Fue como si al verlos hubiera sacado una copia en mi mente y ahora la estuviera reproduciendo.

Después de verlos sentí un poco de humedad en mis ojos y me dé cuenta de que necesitaba tener un par de cosas claras en mi mente para terminar el proceso.

Ese día fui a la escuela. Los Stewart mantuvieron su distancia como si estuvieran al tanto de que necesitaba un poco de espacio. Los amigos de Itzel y Gaby me aceptaron como si nos conociéramos de toda la vida y al final de la semana se podría decir que ya estaba instalada en el pueblo. Ya había superado aquello de lo trágico de la separación de la humanidad y las criticas y diatribas constantes hacia el mismo habían disminuido.

No se alucinen, aun tenía un poco de aversión pero mucho más pequeña que al principio. Si bien no me gustaba en nada el clima podía apreciar con facilidad los ruidos de la naturaleza y el silencio del pueblo; el aire fresco.

No quiero decir que podría vivir aquí siempre (arg la sola idea me causaba asco, miedo y tristeza a la vez) pero al menos si aguantaba el semestre completo.

La segunda semana la dedique a identificar las cosas que necesitaba claras antes de decidir nada sobre los vamp… Los vampiros (aun me costaba un poco asimilar la palabra).

Primero tenía que aprender a aceptarme a mí misma. Yo no era un monstruo. De seguro que existían muchos otros de mi tipo. Digerí con lentitud el asunto de mi madre y lo del colegio de la Noche Obscura. Decidí que había sido un poco paranoica, quiero decir, era imposible que Fidelmar me mandara a ese lugar. Si alguna vez me convertía existirían otras formas que no implicaran mudarme a un internado lleno de vampiros tan o aun más raros que yo (¿será eso posible?)

Dejé mi paranoia de lado y al final solo quedo el asunto de los Stewart. Yo podía ser amiga de ellos tal y como Fidelmar lo era. No eran peligrosos y eso me bastaba pero…

… ¿Y que había con James?

Mi segundo día de escuela lo vi como lo que era: un vampiro. Y eso no le quitaba nada. Seguía siendo igual de bello, atractivo, elegante y misterioso que antes. Durante toda la semana le dirigí miradas furtivas. Llegué a tener el presentimiento de que un día de esos iba a necesitar una bandeja para mi baba (literalmente). Porque cada vez que lo veía mi corazón comenzaba a latir con tal fuerza que pensaba que se me iba a salir del pecho mientras sentía un tipo de “electricidad” corriendo veloz por todo mi cuerpo.

Tal vez no estaba enamorada ¡definitivamente NO! Porque solo tenía un par de semanas de conocerlo. Claro que había visto muchas cosas de su pasado que me hubieran tomado años descubrir pero no lo conocía del todo. No sabía sus gustos ni aficiones. Además solo tenía 15 años. Definitivamente no podía estar enamorada de James Stewart.

Algo que si era cierto era que a pesar de todo (de los secretos elucidados, de su vampirismo y de su edad. La cual por cierto aun no sabía) el chico me gustaba. Estaba un poco obsesionada con él. Eso no era nada bueno ni conveniente por tres razones principales: la primera que él jamás sentiría algo por mí, la segunda que él era inmortal y yo no (no debe ser lindo hacerse viejo y que tu novio siga igual de fresco que el primer día) y la tercera que yo sabía que si bien no estaba enamorada de James Stewart sería muy fácil hacerlo.

Él en realidad no tenía que hacer mucho con que fuera amable y tan guapo, críptico e inteligente como era hasta ahora caería perdidamente enamorada de él en cuestión de días.

Por todos estos motivos (y estoy segura de que ustedes tienen miles de ellos que no mencione y quizás ni siquiera he imaginado) era imposible que entre Patrick James Stewart Mason (lo sé su nombre entero es genial y peculiar porque al contrario de prácticamente todos los estadounidenses el conserva sus dos apellidos) y Fátima Elizabeth Ortiz Bibian (o sea yo) existiera algo.

Patrick James Stewart Mason y Fátima Elizabeth Ortiz Bibian.

James Stewart y Elizabeth Ortiz.

James y Elizabeth.

Mmm.… No. Tal vez se vean mejor al revés.

Fátima Elizabeth Ortiz Bibian y Patrick James Stewart Mason.

Elizabeth Ortiz y James Stewart.

Elizabeth y James.

¡Qué bien sonaban nuestros nombres juntos!

¿Qué te sucede Elizabeth?, me regañé por enésima vez, déjate de tonterías que tú ya sabes que no existe la mínima posibilidad de que eso suceda.

Por primera vez en algún tiempo mi voz interior estaba en lo correcto.

La semana siguiente estaba caminando por la escuela. Iba tarde a la clase de filosofía cuando escuché algo que llamó mi atención. El leve sonido de un piano. Me detuve y busqué con impaciencia el lugar de donde provenía.

Resulto ser de un salón con un letrero grande que lo identificaba como él: “AULA DE MUSICA”. Abrí un poco la puerta y mi corazón di un vuelco cuando reconocí al intérprete. ¿Pueden creerlo? ¿Yo soy común, no soy muy inteligente, ni bella como para matar pero James además de ser lo opuesto a todo lo anterior (o sea ser único, todo un genio y con una belleza insondable) era capaz de tocar el piano a la perfección? ¿Qué era lo que yo estaba haciendo mal? O ¿Por qué James era el predilecto de Dios?

Estúpido vampiro perfecto

Ups se me salió un mal pensamiento.

— ¿Tocas?—me cuestionó James, parado a mi lado, sin que yo supiera cuando notó mi presencia o al menos en qué momento se acercó.

—Por supuesto—mentí—. El otro día gane el primer lugar en un recital.

— ¿En serio?

—Sí y después, el mismo día, gané un premio Novel y acabé con el hambre mundial.

—Por supuesto—logré sacarle una gran carcajada.

Me reí junto a él. James se veía magnífico cuando se reía. Era un lado de él que hasta ahora no conocía.

Me miró a los ojos en ese momento como si yo fuera una pieza de arte. Algo único. Una sensación placentera recorrió todo mi cuerpo. Eso era peligroso.

— ¿Qué?

—Es que te ves hermosa cuando sonríes—sus palabras eran claras y las pronunció con una enorme sinceridad.

—No juegues.

—No te miento Elizabeth. Sé que no te gusta que lo diga pero eres especial.

No pude evitar sonreír como una boba. A pesar de lo cual intenté no hacerme esperanzas. Ese ángel no podría ser para mí. Lo observe con melancolía. Entonces recordé mi clase.

—Eh...

—Tienes que irte— ¿acaso James siempre sabia que decir?

—Sí. Me detuve por el piano… me encanta esa música.

Dio un paso hacia mí. Mi respiración estaba acelerando. Estiró una de sus bellas y translúcidas manos y cuidadosamente rozo mi mejilla.

Me quedé ahí, parada pensando en lo bien que se sentía aquello. La frialdad de su piel contra la mía. James y yo éramos de mundos distintos pero ¿existiría la posibilidad de que yo le gustara? ¿Podría salir con un vampiro o al menos ser amiga de uno?

—Es Clair de Lune.

— ¿Qué?

—La canción. Es Clair de Lune de Debussy—volvió a repetir, con impecable acento francés.

¿Él lo podía todo?

—Ah con razón se me hizo familiar (por supuesto que conocía Claro de Luna. Era la canción de Bella y Edward).

Noté la ironía. Al menos Bella era una humana. Yo era una freak. Y más torpe… No, a mi no me sucedería lo de ella, éramos muy distintas, totalmente.

— ¿Te gusta la música clásica?

Sentí como enrojecía. Sí, me gustaba la música clásica pero… ¿Cómo le iba a explicar a aquel ser tan perfecto que era fan de Crepúsculo sin dejar de ser única ante sus ojos?

—Sí. A veces la uso para escribir.

Técnicamente no mentí. Si me gustaba y sí, a veces la usaba para escribir.

El resto de mis clases no pude concentrarme. En vez de eso comencé a escribir un borrador del veinteavo capítulo de mi novela.

Cuando llegué al pueblo tenía unas doscientas hojas pero las modifique y borre muchos párrafos. Ahora tenía unas sesenta y cinco mil palabras. Con unas 80 o 90 mil ya sería un libro. Le faltaba mucha corrección y la estética pero no pasaba un día sin que escribiera. Aquello estaba muy bien salvo por una cosa: cada vez mi novela se hacía más verídica y aunque cambiaba algunas cosas no podía evitar el creer que estaba basando a Sofía (como se llamaba mi protagonista) en mi misma y a Gabriel (su alterno) en James.

Al final del día esperaba en el estacionamiento que Fidelmar pasara a la escuela por mí. Sí que me lleve un chasco.

—Hola—volteé hacia atrás aunque no hacía falta. Esa voz la reconocería en cualquier lugar (estaba casi segura).

—James…

— ¿Te llevo a tu casa?

—Me gustaría pero creo que Fidelmar va a pasar por mí.

—Ya le dije que te ibas a ir conmigo—me informó mientras se difuminaba en su rostro una gran sonrisa.

Abrió la puerta del copiloto de un reluciente convertible blanco que estaba al lado de nosotros.

— ¿Ya cambiaste de carro?

El mundo me parecía cada vez más injusto.

—No—eso me tranquilizo—. En realidad este carro no es mío. Ni el otro.

— ¿Entonces?— ¿existía acaso un mundo paralelo donde James no tuviera un flamante vehículo?—. Es un lindo…

¿Qué carro era ese? ¿Existe la marca convertible?

—Es un BMW 335 i—me contestó de forma indirecta.

—Lizzie.

Oí una voz a mis espaldas. Con los ojos azules brillantes Cristóbal se acercó a nosotros.

—Hola Cristóbal.

—James.

El aludido alzó un poco la cabeza con una sonrisa fingida.

—Bueno Liz el viernes pensamos ir a al café. ¿Quieres ir conmigo?

Cristóbal me agradaba. Era un buen amigo para mí desde que llegue al pueblo.

—Sí, está bien.

—Tú también estas invitado James. Creo que sobra decirte que a Olivia le encantaría que fueras.

Me perdí un paso… ¡A Itzel le gustaba James!

—No creo que pueda ir pero gracias.

¡Sí! James acaba de batear la invitación de Itzel a una cita. Eso me daba algún tipo remoto de esperanza ¿no?

—Entonces es una cita Elizabeth—concertó conmigo.

—Nos vemos—dije mientras sacudía mi mano de un lado a otro en señal de despedida.

—Vamos—ordenó James en cuanto Cristóbal se apartó de nosotros.

Me deslicé dentro del carro y él me cerró la puerta. Luego subió. Arrancó el motor y otra vez manejaba como si no hubiera mañana.

El viento en mi cara se sentía genial pero era un poco frio para mi gusto. Además estaba deshaciendo mi “peinado”. No pude evitar arrugar la nariz mientras sostenía mi cabello de forma casual para lograr una apariencia decente. Estornudé.

— ¿Te sientes mal?—parecía interesado en mi salud.

—No, ¿qué paso con el Beatle?—inquirí para cambiar de tema.

—Es de Anne.

— ¿Anne tiene carro?

¿Acaso todos en esa familia excepto el tenían autos lujosos?

—Tenemos edad para conducir.

Me aclaro un poco cortante.

—Entonces Anne tiene auto. ¿Y los demás?

—Levi tiene un mercedes, Anne comparte su Beatle con Fe, Robert tiene un Jeep y este auto es el de Cathy.

— ¿Tú no tienes uno?

—Una motocicleta Harley Davinson—me contestó sin mucha alegría en la voz.

Esas si las conocía. Grandes, lujosas y peligrosas.

—Guau.

—Sentí que me ocultabas algo en la tarde cuando nos encontramos en la sala de música—cambio de tema.

—No—mentí.

Él me traspasó con sus ojos y supe que lo mejor sería ser sincera en ese momento, nunca le ganaría de todas formas. Y si no lo era yo lo sería mi reacción física. Ya me sentía caliente

—Tal vez—me vi obligada a aceptar.

— ¿Qué era?

—No sé por dónde empezar.

—Vamos—me animó—. No puede ser tan malo.

—Si me gusta la música clásica pero no fue exactamente por eso por lo que reconocí la canción.

— ¿Entonces?

—Tengo miedo de que te burles.

— ¿Es tan malo?—enarcó una ceja.

—Mucho.

—No importa.

Suspire. Ahí iba.

— ¿Alguna vez has leído Crepúsculo?

Tardo un poco en contestar.

—Sí.

—Bueno ahí mencionan esa canción.

—Ah por supuesto… ¿Eres fan?

¿Qué si era fan? Tenía los cuatro libros (próximamente 5), las películas que habían hasta ahora las había visto en el cine y las tenía en bluray, imágenes en mi celular, en mi blog, alguna vez escribí un par de OS y un fic corto sobre ellos… ¿Qué si era fan? ¿Qué tipo de pregunta era esa?

—No una fan loca pero me gusta la historia—decidí ser algo discreta con el tema, después de todo no quería asustarlo.

— ¿Cuál es tu parte favorita?

—Bueno del primer libro me gustan muchas pero la primera fue cuando Edward le cuenta a Bella su deseo de sangre. Quiero decir la profundidad del sentimiento de “te amo y te odio" es genial. Después está claro que me encanta (como al resto de la humanidad) la parte donde se besan por primera vez la frase de “estaba pensando que hay algo que me gustaría intentar” te deja sin aliento.

Entornó los ojos, sumido en lo que le decía.

—En la película la destrozaron—proseguí—. Bueno, no toda obviamente pero si esa parte del beso, quiero decir, Bella en realidad no es tan…— ¿Qué diablos estaba haciendo?— ¿Por qué te cuento todo esto? Ya debes de estar aburrido—supuse apenada.

—Claro que no—negó al instante, como si le gustara de verdad escuchar todo mi parloteo. Algo casi tan imposible como que yo le interesara.

—Ya casi llegamos.

—Me seguirás contando de ese libro—me pidió interesado.

— ¿Te gusta?—estaba un poco confundida ¿no veía la ironía?

—Sí. Es un buen libro.

— ¿Ya leíste los cuatro?

Se estacionó frente a mi casa.

—No, voy en el tercero— repuso mientras se esbozaba una sonrisa en su rostro que me desconcentró un poco.

— ¿En Eclipse?

—Si, en ese—admitió algo ido, como con la mente en otro lado.

—Cuando los termines los podemos conversar. Me encanta discutir sobre libros—repuse, intentando ganar algo de atención.

— ¿Alguien te ha dicho que para no cerrar nunca la boca en realidad eres encantadora?

El rubor corrió por mis mejillas. ¿Estaba en un sueño o James en realidad me acababa de soltar un halago?

No respondí a eso pensando que era retórico, pero sus pupilas se clavaron en las mías, exigiendo una respuesta al poco tiempo.

—No realmente—le contesté de mala gana al abrir la puerta del auto.

—Que infamia—concluyó.

—Gracias por traerme.

—De nada, nos vemos después.

Cerré la puerta y me quedé como tonta ahí parada viendo como su coche (bueno, el de Catherine) se esfumaba.

En ese momento descubrí que al fin había llegado a la fase de la aceptación y concluido el ciclo. No voy a mentir me molestaba el hecho de ser un vampiro pero no era tan malo. Los Stewart eran vampiros y parecían pasarlo estupendo. Ya había superado (a pesar de que odio las mentiras) que Fidelmar me hubiera engañado tanto tiempo.

Recordé lo bien que me había sentido cuando la piel de James rosó contra la mía ¿podría ser novia a al menos amiga de un vampiro?

James me gustaba y Cristóbal era mi amigo. James ya era un vampiro y Cristóbal lo iba a ser…

¿Podría salir y/o ser amiga de un vampiro?

R=por supuesto que sí.

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Sé que es día de Primeras, pero para variarle se me borró (estúpida mac) asi, que, les traje este capi que ya les debía ¿no? espero mi hermanita me disculpe, pero, pues al menos no deje el blog vacio ¿no?

Bueno, espero comenten.

Besos

23 de septiembre de 2010

Hola de nuevo


Despues de 6 dias regrese, no puedo decir que para todos los días... pero si para un buen rato. Hoy estoy de un ambivalente... que uf ni que hablar pero chicos, les tengo esta sorpresa:

En la vida hay un momento para todo
un momento para sembrar
un momento para cosechar... pero que tal si se me superponen las cosas

¿Que pasaria si deseo sembrar trigo y avena y cosechar maiz
si mi anhelo es dividir mi campo para tener mas de una especie
si simplemente no logro elegir que es lo que quiero?

Son tres personas, las tres totalmente distintas
es mi pasado, mi presente, mi copreterito
 ¿pero cual es mi futuro?

Cual es la mejor cosecha de los 3
cual es la mejor opcion
¿quien no me rompera el corazón?

¿Me quedo con lo seguro que quiero demasiado
¿Arriesgo con lo dudoso que me
o me arrastro al limite con el deletéreo que me hechiza?

No lo sé,
no lo sé aun
pero lo descubrire.

Bien este es mi trabajo de hoy en literatura, el maestro (de literatura) lo odio, a la de taller le encanto y la de gramatica cree que puedo mejorar... mmm... como si fuera tan facil elegir entre tres cosas distintas.

Los extraño

16 de septiembre de 2010

Un par de cositas guardadas...



Lo lamento mis chicos, sencillamente no sé como aclararles a ustedes la situación, me da mucha pena. Verán ayer, mi prima Ellie divina ha subido una entrada al encontrarme yo, en un estado poco conveniente. He recibido mails, respuestas en esta entrada y en el face, lo cual suma ya al menos unas 30 personitas a las que preocupe en demasia, sin contar a mis amigos de la prepa y los de la secu. Les aclaro que, aunque lo pareciera, esta vez no es nada respecto a mi amigo cancerígeno.

Esta vez es una cosa de la que la mayoria no estaba enterada pero... yo Viridiana Patiño (alias Isabella Macouzet) padezco de el sindrome de el transtorno de personalidad multiple, y despues de varios meses, se presento uno de mis alters.

Eso puede sucederme de vez en cuando, Ellie se asusta porque, me ha pasado que duro semanas con el alter y pues no puedo volver a ser yo del todo por temporadas algo largas. Por suerte esta vez fue corto asi que dejen de preocuparse ¿ok?

Si alguno tiene dudas se las respondo.

Besos.

15 de septiembre de 2010

Urgente!!


Bueno, soy otra vez yo, Eleonor solo para avisarles que, despues de mucho una vez mas mi prima ha recaido. Les pido que no comuniquen esto en el face, porque ella no ha querido contarle a ninguno de sus amigos de la prepa sobre su estado de salud pero pues, justo hace un par de minutos, mientras subia el post ese de los besos se ha puesto mal y mi tio la ha llevado al medico.

No sabemos hasta ahora que haya sucedido, habra que esperar, solo queria comentarselos para que, si no la veian por sus sitios no se preocupen.


Bésame...



¿Hace cuanto tiempo que no besas a tu pareja? Y lo digo en serio, no un beso de despedida de medio segundo, ni el beso fogoso antes del sexo sino un beso como el de la primero ¿te acuerdas? lento, suave, tierno...

Instrucciones:

1. Lee este texto.
2. Escucha la canción.
3. ¡Besa!
He estado mucho tiempo
esperando
un solo movimiento tuyo
el rose de tus labios.

Estamos en una noche estrellada
bajo las constelaciones titilantes
mi corazon late con fuerza
tus manos comienzan a temblar.

No me importa lo que traes puesto
si se me corre el brillo labial
estamos juntos tú y yo
solo eso me preocupa.

Rodeame con tus brazos
con nuestros dedos entrelazados
acercateme lentamente...
y besame.

So... kiss me
So... kiss me.

(pensando en esta canción..., espero disfruten el momento)

Xoxo Isabella M.

10 de septiembre de 2010

Deseos Obscuros 1



Capitulo 3
Secretos Revelados




—Elizabeth—pronunció mi nombre arrastrando las palabras.

Aquello no podía resultar en nada grato.

— ¿Sí?

—Soy un vampiro.

Sentí un ligero escalofrío que recorrió todo mi cuerpo.

— ¿Tú y toda tu familia?—interpelé implicando al resto de los Stewart en el asunto.

—Sí, todos.

— ¿Vampiros… vampiros?

Sé que preguntar eso fue definitivamente estúpido de mi parte pero necesitaba estar segura.

—Somos lo que tú consideras un vampiro. Ya sabes ser inmortales…

Se detuvo al ver la expresión de mi rostro.

James, los Stewart… eran vampiros y al mismo tiempo eran amigos de Fidelmar.

¿Acaso no le resultaba extraño a mi padre (que era una persona normal) tener por amigos a un puñado de vampiros?

Bueno, entonces se me ocurrió que podría obtener algo de información. Si James era un vampiro lector de mentes algo tenía que saber.

— ¿Y sabes algo de mi escudo?—dije escondiendo mi ansia de forma poco creíble.

—Quieres saber sobre tu madre—aquello no era una pregunta. Suspiró—. Tu madre era híbrida—me confesó sin darle vueltas al asunto, de forma directa.

¿Híbrida? ¿O sea vampiro y humana a la vez?... ¿Cómo Reneesme la hija de Edward y Bella en el Crepúsculo? (ese libro era uno de mis favoritos).

Así que la vida no era justa ¿Por qué yo no era pálida y bella? ¿Por qué mis ojeras eran unas enormes manchas obscuras mientras ellos obtenían aquellas de un lila desvaído y poco notorio? Bueno tal vez era debido a que yo no soy un vampiro… ¿o sí? Hasta ahora nunca había bebido sangre ni pensado en hacerlo.

— ¿Yo soy un vampiro?

—Un poco—sus palabras hicieron que mi cabeza comenzara a dar vueltas.

Era una híbrida, o lo que sea… Era un maldito vampiro. ¿Por qué no parecía uno? ¿Por qué no actuaba como tal?

— ¿Voy a empezar a morder cuellos?—solté horrorizada.

—No lo creo—su voz sonaba clara—. Los vampiros nos dividimos en dos tipos—se recargó en un árbol y un poco de luz se posó sobre su nívea piel—: los herederos y los clásicos—comenzó su cátedra con tono formal y profundo. Me sentí como si estuviera en clase, aunque dudo que exista alguna escuela donde den algo como introducción a las clases de vampiros y nunca había visto un maestro tan guapo, joven… Y vampírico a la vez—. Los herederos tienen el gen del vampirismo en la sangre. Es algo con lo que nacen, al principio son como cualquier humano y al llegar a la adolescencia se convierten poco a poco. A diferencia los clásicos son los que están infectados por medio de la mordida de otro vampiro o el contacto con su sangre.

— ¿Infectados?—repetí sus palabras un poco revuelta—, ¿el vampirismo es un virus?

—Algo por el estilo—contestó con un murmullo—. En medicina se le llama V5.

— ¿Mi padre sabe esto?—no lo podía creer del todo.

—Sí, conocimos a Fidelmar hace unos 12 años. Nos convertimos en amigos. Tu padre es una buena persona; muy leal. Yo se que confía en nosotros y nosotros en él.

— ¿Y no le molesta saber que beben sangre de humanos?

¿A mí me molestaba?

—No, porque es algo que no practicamos. Levi nos ha iniciado a todos en una dieta a base de sangre de animal.

—Ahí es cuando cazas—me adelanté.

—Exacto. No es un manjar pero supongo que es mejor que ser un asesino—añadió.

—Es tu naturaleza.

Lo disculpé por si acaso alguna vez hubiera o habría de beber sangre humana.

—Eso no es una excusa—rebatió mi disculpa con repugnancia en sus ojos líquidos de cuarzo—. Ustedes no son trozos de carne—sus ojos estaban negrísimos.

— ¿Qué tipo de vampiro eres?

—Uno clásico.

— ¿Y mi madre?

—Tú y ella son herederas híbridas. Los de mi clase las llamamos nigth-timer.

— ¿Hora de dormir?—no era muy buena en idiomas pero esa traducción era sencilla.

—Sí, ustedes se parecen más a lo que se considera como un vampiro “común”. No todos pero a algunos de tu clase les molesta un poco la luz del día—notó mi expresión aterrada.

¿Acaso si yo me convertía no podría salir a la luz del día? ¿Tendría que vivir en las tinieblas de la noche?

—Es como si fueran alérgicos, se sienten soñolientos, cansados, tal vez les lastimen los ojos, pero solo eso; no se queman—continuó—. Podrían morir si una estaca les atravesara el corazón o perdieran mucha sangre.

Mi expresión no mejoraba ¡morir! Morir… morir…

—Es casi imposible—intentó darme un poco de ánimo como diciendo de forma muy sutil “hey aun eres mejor que un humano” como si eso pudiera agradarme—. De todos modos lo del ajo es un mito.

¿Nunca podría ganarle a James? Si yo era un escudo el leía mentes, si yo era un vampiresa normal (estoy muy lejos de ser físicamente Anne, Catherine o al menos alguna actriz de cine) él era un vampiro mejor…

— ¿O sea que me voy a transformar?—no capté muchas de las cosas.

—No lo creo—se apresuró—, por la mezcla lo más probable es que seas solo portadora del virus.

—Como una seropositiva—me arriesgué a estar equivocada.

—Es una buena comparación—me sonrió con gusto como si estuviera orgulloso de mí—. Eres muy inteligente—elogió mi repentino ardid.

—Habla el chico que se sabe las fórmulas de los binomios de memoria—lo alagué, sin querer quedarme atrás, sin querer que él pensara de mi algo que no era.

—Eso lo adquirí con el tiempo; es algo que cualquiera podría obtener—seguía siendo muy cuidadoso respecto a su edad—, pero tú eres distinta… eres especial.

¿Cuándo mi clase sobre los vampiros había terminado? Ahora estábamos intercambiando cumplidos. ¿Existía alguna posibilidad de que yo le gustara?

Claro que no. Éramos de mundos distintos y lejanos.

Inesperadamente se me acercó y con cuidado rosó mi mejilla. No pude evitar temblar. Sus dedos estaban helados, como si los acabara de meter en el congelador, como si estuviera muerto (algo que era muy cercano a su realidad un muerto en vida; un inmortal). Trazó una leve línea con su índice en mis labios con delicadeza (como si se tratara de un objeto frágil).

Me quedé sin aliento.

Hace veinticuatro horas era aun la niña de mi padre. Un poco dañada pero al fin y al cabo una niña común. Ahora todo había cambiado. Estaba en el bosque con el tipo más bello y misterioso del mundo (que era casualmente un vampiro). Los Stewart eran vampiros, mi madre era un vampiro y yo también lo era. Un maldito fenómeno. Me sentí engañada. Fui engañada por 15 años.

Mi cerebro estaba a punto de dejar de trabajar. Podía sentir mi pulso alocado bajo las venas. Mis oídos zumbaban. Aquello era simplemente demasiado para mí.

—Soy un fenómeno—grité iridiscente mientras me volvía y caminaba en el bosque.

Me siguió e iba a mi paso.

—No eres un fenómeno—me contradijo realmente encolerizado—; eres especial.

Intente rebasarlo pero el caminaba cada vez más rápido.

—Especial mi abuela—mi voz no me era familiar; estaba furiosa como si hubiera sido llevada al límite—. Soy un monstruo.

Seguimos caminando. Reconocí el lugar, estaba cerca, muy cerca de mi casa.

—Elizabeth tú no eres un fenómeno y mucho menos un monstruo—cuchicheó como si de verdad le molestara que yo me tratara a mi misma con desdén.

Sin darme cuenta estaba ya adelante mío. Malditos superpoderes de vampiro. Otra cosa para añadir a mi lista.

—Claro que lo soy—vociferé a punto de llorar—. Mejor sería no haber nacido.

—Nunca vuelvas a decir eso Elizabeth—su rostro se crispó como si acabara de decir la peor de las maldiciones. Y me sacudió como si yo estuviera en estado de shock. Tenía unas inmensas ganas de lanzarme sobre él y llorar entre sus brazos pero refrené mis deseos. No podía dejarme llevar de ese modo tan peligroso por él— ¿Te arrepientes de que te haya contado?

¿Era mejor no saber nada? ¿Vivir felizmente engañada?

—No lo sé—no quería que el supiera lo mal que me sentía pero se resbaló de mis ojos una lagrima delatadora. Estaba ya un poco mareada pero desde ahí pude ver mi casa.

— ¿Te sientes mal?

¿Fue mi imaginación o estaba en serio al menos un poco preocupado por lo que me podría pasar?

—No, no… solo necesito estar sola—le pedí—. Desde aquí veo mi casa, ya te puedes ir.

—Como quieras.

Seguí caminando y el no me siguió.

—Elizabeth—gritó ya lejos—. Lo siento.

Quise responder pero me dio miedo descontrolarme. Ya enfrente de mi casa recordé que había olvidado mi mochila en el Beatle. Usé la llave que Fidelmar guardaba debajo de una maceta y entré. Me aseguré tambaleante de que nadie estuviera en la casa y cuando me di cuenta de que estaba sola me dejé caer sin más preámbulos.

Sentí la suave y mullida alfombra de mi cuarto en mis manos y luego en mi cara. Mis lágrimas eran profusas, tanto que me nublaron la vista. Estaba lastimada.

¿Por qué Fidelmar nunca fue sincero conmigo?…

Mis chillidos me hicieron sentir calosfríos. No sé cuánto tiempo estuve así. Al final logré calmarme un poco cuando mis ojos se secaron. Entonces pude pensar todo con más claridad.

Malditos Stewart los ODIO, pensé dolida.

Ellos no te han hecho nada.

Cállate vocecita interior, respondí, no sabes nada. Lo de mi Maribel, lo de mi mamá aun me duele

Lo que pasa es que te gusta auto compadecerte a ti misma. Eso de tu madre es ya lo que es: un pasado inevitable. ¿Y qué hay del futuro? ¡No te dejes caer!, me apremió a seguir adelante.

Es fácil criticar tú no eres la que fue engañada durante más de 15 años. No entiendes nada. No tienes ni la menor idea de cómo me siento, respondí rabiosa.

Bien, fuiste engañada, te duele, odias a todos, bla, bla, bla. Ese chico James te desengaño

¿Y?

Es realmente guapo. Que digo guapo; arrrrdiente, dijo mi mente con las hormonas alborotadas.

Cállate. No necesito que me digan lo que ya se: el es muy guapo, sincero, perfecto, inteligente… ¡Es un vampiro!

Ah lo siento mucho señorita normal. ¿Y que si es distinto? Tú también lo eres, genial yo misma me ofendía, respecto a tu padre él la ha pasado mal cuando llegue no seas tan dura.

No lo sé.

Solo recuerda contarle sobre tu poder de robar recuerdos. Y él te ama, no se te olvide nunca.

Tal vez mi conciencia tenía razón. Los Stewart no me han causado daño alguno; de hecho debería de agradecerle a James por elucidar secretos.

Robar recuerdos je, je, je. Eso sí que sonaba gracioso. Mi papa llego antes de lo esperado. Cruzo la puerta y al verme ahí, tirada en el piso lo supo todo.

—Elizabeth—su voz era lastimera—, cuanto lo siento.

En ese momento la poca rabia que quedaba en mi interior se desvaneció. Intenté pararme como loca pero me di un buen sentón en el piso.

—Mi princesa—dijo Fidelmar mientras se acercaba a mí y me ayudaba a ponerme en pie—. ¿Me perdonaras?

—Mi madre era un vampiro—los ojos se me anegaron de lagrimas al decirlo—. Yo soy un vampiro.

—No totalmente pequeña—hizo una mueca—, se que yo debía decírtelo y no James, eso lo lamento. Eres aun una niña y no lo entiendes…

—No— señalé con firmeza. Antes lo era pero ahora me sentía más adulta. El dolor me había ayudado a madurar—. Tal vez no soy una adulta papá—rebatí un poco más condescendiente—, pero no soy una niña. Soy una adolescente. Sé que solo tengo 15 años 6 meses y 29 días pero sabes que soy madura para mi edad.

Mi papá me miró dubitativo. Toqué su mejilla con dulzura era su hija y…

Una ráfaga de imágenes parecida a la que tuve con James inundó mis pensamientos.

“Eres lo único que me queda en el mundo.

“Somos ahora solo tú y yo Elizabeth.

“No creo poder ser sincero con ella James.

“¿Le has dicho la verdad? Es tan solo una niña.

“No quiero que la molestes.

“Anne… ¿Acaso has visto que mi pequeña tiene que ir a esa escuela de pequeños monstruos?

“Más te vale que no estés pensando en lo que creo que piensas.

La cabeza me daba vueltas otra vez. Fidelmar no pensaba decirme la verdad. Le debía una disculpa a James; él había sido sincero conmigo. Me enteré de que si existía la posibilidad de que me transformara y si eso ocurría tendría que ir a una escuela llena de vampiros en transformación como yo. Ellos no sabían lo de mi habilidad de robar recuerdos. Si lo supieran me llevarían (me di cuenta de que en mis planes incluía a los Stewart) a ese internado de freaks. ¿James habría asistido a la Noche Obscura (que era como llamaban a aquel internado) en su pasado?.. Mi cabeza estaba revuelta.

Basta Elizabeth eso no es relevante ahora, comenzó a debatir mi voz interior.

¿Segura?

No le digas nada a Fidelmar sobre tu nuevo don. Actúa normal y perdónalo. Parece destrozado. Sabes que es muy débil y no ha madurado, me aconsejó.

—Elizabeth—mi padre me sacudió—. ¿Me perdonaras?

Abrí los ojos… estaba realmente envejecido de la preocupación que le causaba que al final del día no lo perdonara.

—Por supuesto que sí—dije como si fuera obvio—. Dime algo…

Ve con calma y pregunta sobre tu don.

—Lo que quieras—ya estaba en mis manos—… pregunta lo que quieras.

— ¿Crees que me convierta en un vampiro?

—No lo sé.

— ¿Hay algún otro vampiro en el pueblo?

—Sí. Itzel Celess Rasso lo es. Tal vez también su hermano. No sé mucho de eso.

Mi amiga de toda la vida era un vampiro. Genial, una más a la lista.

— ¿Tú tienes algún don?

—No, soy solo un humano. Tu eres algo así como 75% humana y 25% vampiro.

—Ah, ok. Gracias papá—concluí mientras lo besaba en la mejilla—, y buenas noches.

— ¿Ya te vas a dormir?

—Sí. Fue una tarde larga—respondí ya subiendo las escaleras.

Entré a mi cuarto con la respiración entrecortada. Ya no era la chica que creía ser. Ahora era un posible vampiro. Mi madre era una vampiresa. Ahora tenía otro don: robar recuerdos. En realidad no era tan malo; hasta existía la posibilidad de ser bella si me llegaba a transformar. Iba a ser inmortal, exquisita y única. Una ladrona de recuerdos y un escudo a la vez.

Los Stewart eran vampiros. Tal vez podrían estar de mi lado. Solo necesitaba cerciorarme de ello. Itzel al parecer era una vampira heredera. Ella podría ser mi amiga si todo el mito se convirtiera en realidad. Sería fácil. Ridículamente fácil. Solo necesitaba un poco de tiempo para asimilarlo. Solo un poquito de tiempo y me acostumbraría a todo ello.

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Ya los tenia abandonaditos pero he regresado, solo les digo que ya no podre avisarles cuando publique deseos pero lo hare todos los viernes y el miercoles hay primeras asi que por aqui los esperamos yo y mi hermana Irene.

Espero el capi haya quedado bien, recuerden dejarme sus coments o reacciones si leen, buen finde a todos, los quiero mil.

Besos.