Nuestro aquelarre

4 de junio de 2010

El Encuentro



By: Irene



Fui la primera en llegar a clase, y eso no me gustaba nada de nada, era el día más caluroso y extraño de todo el año, el primer día de mi nueva vida, el primer día de mi nuevo instituto, el primer día de mi infierno personal.

Después de haber estado trabajando en bares de mala muerte, y haberme sacado un dinero como camarera, durante doce horas diarias, me había convencido a mí misma, que volver al instituto era lo mejor. Tenía que sacar mis estudios como fuera necesario, una huérfana de orfanato, a la que por una mala gestión habían echado demasiado pronto, no le era muy fácil continuar la vida, si no tenía a que agarrarse, como un curriculum con estudios incluidos, y yo era una persona fuerte, y si había salido de todas las calamidades, saldría también del instituto indemne, ¿o no?

Pase a la jefatura del fondo de un pasillo, para arreglar mis papeles, que se me antojaba tétrica, “acostúmbrate” me gritaba mentalmente. Pasaras muchos años en este sitio" o eso al menos era lo que yo pensaba.

A mi corta edad de catorce años, me dejaron en la calle, cerraron el orfanato donde yo había vivido siempre y aunque no muy cómodo, puedo decir que no fue malo.

Empecé a trabajar en diferentes sitios y a ganarme la vida con el sudor de mi frente y un muy escaso descanso, alternando distintos empleos.

Eso me había dejado algo holgada la situación económica, que vale, no era muy buena pero si sostenible, entonces decidí volver a estudiar y aquí estaba.

Al salir de clase, la ultima de la mañana, me sentía satisfecha, todos me miraban como la nueva pero, había sido agradable todo el mundo conmigo. Baje las escaleras de entrada al edificio y una voz muy varonil me llamo la atención, supuse que sería un profesor y me di la vuelta con la sonrisa impresa en los labios, pensando que había que caer bien desde el principio.

-Perdona, ¿tú eres la nueva verdad?-dijo un chico de mi misma edad más o menos y con el pelo rubio-.

Era delgado pero al tiempo parecía fuerte, sus ojos eran de un color azul intenso, muy bonitos y me miraba con cara de interés.

-Sí, es mi primer día, ¿Por qué?-dije un poco más violenta, al fin y al cabo no era un profesor-.

-Solo tenía curiosidad, las chicas bonitas no abundan por aquí-.

Pero no ruborice, era demasiado sensata para tomarme los cumplidos como adolescente.

-No te vi en clase, ¿en qué curso estas?

Y esa era justo la pregunta que no quería responder, yo tenía 18 años y estaba tres cursos por debajo de mi edad, parecía la madre de todos los compañeros, y aunque no me importaba, habían sido tres años de duro trabajo, a este chico me costaba decirle la verdad, ¿quizás por vergüenza?. No, no podía ser eso.

-Digamos que no tengo por qué darte explicaciones-dije cortante-.

-Solo quería ser amable, pero veo que me equivoque, perdona se te he molestado, no lo volveré a hacer-se disculpo-.

Y por alguna razón que desconocía, eso si me dolió, en parte porque no quería ser la insípida e intratable de la nueva, y por otro lado descubrí que aquel chico parecía ciertamente muy agradable, además de muy guapo, extremadamente guapo.

-Perdona, la culpa fue mía, empezaremos de nuevo ¿sí?-y alzando mi mano -Mi nombre es Irene, encantada-.

Y me estrecho la mano, aceptando mis disculpas.

-Jasper-dijo con una sonrisa que le cruzaba el rostro-es un placer Señorita Irene-.

Nos reímos de lo absurdo y me invito a acompañarme por la calle hasta la parada del bus.

-Tengo el coche ahí mismo, si lo deseas te llevare a casa-me ofreció amable.

Pero no podía aceptar, primero que era un desconocido y segundo que mi casa no era un monumento a la ostentación, y el parecía vestir muy bien, con un porte de reyes y una manicura francesa, (si es que los hombres se la hacen), en ese momento señalo el susodicho coche y me helé.

Era un descapotable gris precioso. Yo había trabajado en un lavadero de coches y nunca había visto nada igual.

Mis nervios me jugaron una mala pasada y sin querer me acerque a tamaña hermosura, acariciando todo su contorno, era el coche más lujoso que había visto, ¿Cómo podía venir al instituto con él? Porque era rico de seguro.

Me abrió la puerta, aun no habiendo aceptado la invitación, pero el cuero del asiento literalmente me llamaba a voces y sin pensar me senté en el.

Cuando me di cuenta de lo que había hecho, pensé en decirle que había cambiado de idea y bajarme, pero el arranco y luego me pregunto que donde me llevaba, le dije una manzana más alejado de mi calle. Sabía que el barrio no era lujoso, pero al menos no vería la mugrienta fachada de mi apartamento.

Hablamos de cosas sin importancia y en verdad parecía un chico muy especial, me atraía de forma extraña, pero no era el momento en mi vida para una relación, así que lo dejaría pasar.

Después de bajarme, me miro incrédulo, esperando entrara a alguna casa de las que estaban en la calle y yo simplemente le despedí con la mano, para así evitar que me viera de alejarme del sitio.

Al día siguiente Jasper me estaba esperando apoyado en la puerta del instituto y yo me aproxime a él, total, era la única persona que conocía. Me saludo muy educadamente y me acompaño a mi clase, prometiéndome que en el descanso nos veríamos. Este chico se estaba haciendo unas ideas de nosotros, un poco equivocadas, y no era que no me atrajera, que si lo hacía, pero eso no podía pasar.

Al llegar al descanso, el ya estaba en la entrada discutiendo con otro muchacho, y detuve mi paso sin acercarme, pero me vio y me hizo un gesto, invitándome a acompañarlos.

-Hola Irene, te presento a mi mejor amigo, Edward Cullen-dijo señalando al chaval de su lado.

Era de su misma edad, guapísimo y de pelo color bronce, alto e igual de delgado y musculoso que Jasper, tan igual que casi podrían pasar por hermanos.

Este me tendió la mano y la estreche con fuerza, pero un escalofrío me recorrió el cuerpo y sentí desfallecer.

Desde ese momento, Jasper y Edward pasaron a ser mis compañeros, mis confidentes, no se relacionaban con el resto de los estudiantes y a mí me evitaba muchas respuestas a preguntas curiosas, el estar con ellos siempre.

Después de un par de meses, mi relación con ellos era muy fluida y respetaban mi intimidad, sin preguntarme que había sido de mi vida anterior. Eso era por así decirlo el tema tabú, o donde de verdad vivía, puesto que ya sabían que no era donde me había dejado Jasper el primer día.

Pero todo cambio una tarde de cine, fuimos los tres a ver una película de esas de acción que tanto me gustaban, donde las persecuciones de coches, se producían a menudo.

Salí de la sala un momento para dirigirme al baño y cuando estaba a punto de traspasar la puerta del patio de butacas, una mano me toco el hombro, haciéndome de volver.

-Tengo que hablar contigo Irene, y quiero aprovechar ahora que estamos solos-me dijo en voz baja, acercándose peligrosamente a mi oído-.

-Pues dime lo que quieras y date prisa, nos perderemos el final-.

Pero no dijo nada, solo acerco su cara a la mía lentamente y sin respuesta por mi parte de alejarme, estampo sus labios en los míos.

Yo estaba paralizada, mis brazos caían a mis costados como hechos de carne sin hueso, y él me rodeo la cintura, acercándome más a su cuerpo, apretándome contra su pecho duro y firme.

Tarde en reaccionar, casi un par de minutos pasaron, hasta que caí en la cuenta de que Edward me estaba besando, y era muy placentero, sus labios cálidos me reconfortaban, caldeaban los míos.

Pero no le pude corresponder en el abrazo, mi estado de shock, era descomunal.

En cambio mis labios empezaron a tomar actos propios y devolviéndole el beso, se convirtió en más apasionado y febril, hasta que una voz de disgusto nos saco de aquel trance.

-Por favor, ¿no tienen casa?, por aquí hay niños, córtense un poco-decía uno de los acomodadores-.

Nos separamos como aquel hombre había pedido, me miro expectante a mi reacción, pero yo solo pude sonreírle mínimamente.

-Después hablaremos de esto, ahora no es el momento, Jasper está solo-.

Pero no sé porque dije eso, ni siquiera supe a que me refería, con hablar luego, lo que si sabía era que debíamos ir en busca de nuestro amigo, y terminar de ver la película.

Una vez en el coche, sentí un dolor en el estomago, Jasper tenía la cara descompuesta, y seguro se debía a que habían hablado del tema, mientras yo había ido de nuevo al baño de señoras.

Edward, que conducía el coche, paso primero por la casa de Jazz, y luego de dejarle allí, con la viva imagen de la muerte en su semblante, me acompaño a mi supuesta casa.

-Quiero que sepas que estoy enamorado de ti, desde el primer día que nos vimos en el instituto, desde ese apretón de manos que me desordeno todo mi interior, y que a veces siento hervir ese efímero contacto con tu piel.-me miro directo a los ojos y yo en respuesta solo pude estremecerme-Irene, si me dejas te haré la mujer más feliz del mundo y seré tu esclavo de por vida si es necesario-.

Sus palabras sonaban tan sinceras que no pude ni parpadear, asintiendo con la cabeza como niña tonta.

Ese asentimiento le dio a entender que aceptaba su proposición, y volvió a arremeter contra mis labios, dejándome por un momento si equilibrio, para casi caer al suelo, pero sus brazos fuertes me sujetaron y apretaron, aunque en esta ocasión yo le correspondí con el mismo gesto, sumergiéndonos en un baile de deseo mutuo. Algo dentro de mi me decía que no era lo correcto, el era mi amigo, y este cambio quizás no fuese del todo bueno si nuestra relación fracasaba.

Después de un tiempo de caricias y besos, que sentíamos no saciar, empezamos a hablar de lo ocurrido, yo le deje claro que no quería un novio asfixiante y celoso, que me gustaba que me dejaran respirar, y por su parte se mostró displicente con el pedido.

Le pregunte que le había pasado a Jasper a la salida del cine, y su respuesta fue encogerse de hombros.

-Supongo que en esta vida hay que tener agallas, y buscar lo que uno quiere ¿no?-dijo después de un rato, pero yo no entendí a que se refería.

Rápidamente cambio de tema y empezó a hacer planes para el día siguiente, en los que no incluía a nuestro amigo, y ahí fue cuando tuve que corregirle.

-Un momento Edward, no dejaremos aparte a Jasper, por mantener tú y yo una relación, -comencé con voz firme-el es nuestro amigo y seguirá siéndolo, cuando estemos a solas, planearas el tiempo a placer, pero mientras tanto los planes son para tres-.

-De acuerdo, no te enfades, eres un torbellino cuando te pones así, serán planes para tres, pero luego quiero enseñarte un lugar especial-.

Seguimos hablando hasta que me di cuenta, que la hora se nos había echado encima y me despedí de él con un tímido beso en los labios, me resultaba tan extraño besar de esa manera, a mí hasta ahora amigo. Pero en verdad que me atraía y sentía el cosquilleo de mis terminaciones nerviosas en su presencia, en mi interior quería que esta relación funcionase, y trataría por todos los medios que fuese así.

Yo Irene, novia formal de Edward, dicho así, era casi algo irreal.
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Bueno, a mi me encanto en cuanto lo lei chicos, creo que ella y yo escribimos distinto y por lo mismo me gusta trabajas con ella. Recuerden visitarle en sus blogs que son:  esperado anochecer e irene comendador que ambos estan geniales, y yo los sigo; agradezco sus comentarios y que los seguidores crezcan...


besos

8 comentarios:

Irene Comendador dijo...

Huyy...
Que nervios, pues cariño ya esta hecho, lo colgamos. Espero que a todos les guste y sean benevolos con nosotras, ajajajaajaa

Un beso cariño y hablamos
Irene

sandocan en bicicleta dijo...

que intenso!
esas cosas que no sucen a la vuelta de la esquina, hasta que ocurren.
Me gusto mucho!

y no, o al menos yo, no me hago ni conozco a ningun hombre que se haga las uñas a la francesa. jaja.

un saludo en al lejania.

≈ ғaιтн . dijo...

-Tengo que hablar contigo Irene, y quiero aprovechar ahora que estamos solos-me dijo en voz baja, acercándose peligrosamente a mi oído-.

-Pues dime lo que quieras y date prisa, nos perderemos el final-.

Pero no dijo nada, solo acerco su cara a la mía lentamente y sin respuesta por mi parte de alejarme, estampo sus labios en los míos.

Yo estaba paralizada, mis brazos caían a mis costados como hechos de carne sin hueso, y él me rodeo la cintura, acercándome más a su cuerpo, apretándome contra su pecho duro y firme.




me quede helada, se me erizaron todos los pelitos, me encanto esa aprte como la describiste, lso detalles, me transporte a ese momento, solamente una palabra maravilloso *-*, me suscribo enseguida te sigo y te leo :D besitos

Isabella Macouzet dijo...

Bueno Fay esta historia la hacemos Irene y yo juntas, es apenas el primer capi pero habra uno todos los miercoles, me agrada que te haya gustado chica...

besos

Irene Comendador dijo...

Fay, jamas nunca nadie habia reproducido un parrafo tan extenso de mi historia, y creeme cuando te digo que me alegra haberte gustado, estoy segura que tanto Isabella como yo, estaemos encantadas que sigas esta historia, mil gracias por tu apoyo y siempre seras bien recibida por nosotras.
Considerate dueña de cualquier opinion que tu mente quiera darnos.
Besos y hasta pronto reina.

Anónimo dijo...

Me encanto Irene! eres un sol!
Te quedo hermoso♥
Besos!
bye!
tk!

Michelle

Lynnet Garcia dijo...

WOW!! Me gustó mucho
Al principio me dio un poco de risa
Lo de sus 18 años (típica naturaleza boba)
Pero realmente me encantó
Y en cuanto Jasper, me da la impresión de que tenía expresión descompuesta por Irene.
Realmente si me gustó!!!
Y mucho!!

Ariusk dijo...

Pues como le habia prometido a Isabella me pase a leer haber que tal y me gusto bastante sobre tdo la personalidad de Irene en verdad se ve que es una chica fuerte y decidida la vida la a enseñado a ser asi, me encanto ahora habra que ver que tal la reaccion de Jas pero no la veo muy buena jeje ya me paso a leer el otro capi xq me pica la cuerisidad y xq escriben muy bien las dos las felicito!!