Nuestro aquelarre

10 de diciembre de 2010

Deseos Obscuros

Capitulo 5
El primer beso

El resto de la semana fue un poco predecible. No hubo muchos cambios. Me sentaba como siempre con Gaby e Itzel en compañía de sus amigos. Al final resultaron muy buenos. Fernando era un poco raro pero me adapte a él.


Con las clases todo iba perfecto, menos en mate. El miércoles el maestro Ramírez me pregunto cuál era el resultado de una ecuación que no comprendía.

—Estoy esperando la respuesta señorita Ortiz.

—Eh…

Ese era un buen momento para tomar una nota mental: si planeo observar a James en clase debía estudiar en casa para que no me sucediera lo que me sucedía en aquel momento.

—Equis cuadrada más equis al cubo por ce sobre 10—respondió él por mí.

—Es correcto señor Stewart pero debería dejar que su compañera aprenda un poco.

Respondió el maestro Ramírez enojadísimo. Pude haber jurado ver lágrimas de molestia en sus ojos. Así que lloraba cuando se molestaba… ¡Que costumbre tan degradante!

—Gracias—dije por lo bajo.

Asintió y ese fue el último contacto. ¿Por qué James ya no me hablaba? ¿Y Anne? Yo creí que éramos algo así como “amigas”.

El viernes en mi mesa (más separada de la de James y el resto de los Stewart de lo que me gustaría jamás) solo se hablaba de él “café”. Todo era:

Bla, bla, bla…

"¿Qué te vas a poner?

¿Después vamos a ir a la presa?

¿Quién te invito?

¿En serio la convenciste de ir contigo?

Bla, bla, bla…

Me estaba hartando. Ir al café no era la gran cosa. Al final con un poco de tolerancia logre superarlo y el día llego a su término.

Por la tarde (después de que mi papá pasara por mí a la escuela) comencé a escribir más, más, y más. Creo que ni siquiera me tomé la molestia de comer.

Todo iba muy bien tanto que se me olvido la cita y cuando acorde Cristóbal ya tocaba a mi puerta.

Me miré con rapidez al espejo, sin analizarme demasiado. Llevaba mis converse, unos pantalones de mezclilla y una blusa de cuello de tortuga blanca. Mi pelo estaba agarrado en una cola de caballo.

Sobra decir que no era el mejor look de todos pero no estaba tan mal. Además solo era una salida al café entre amigos así que tome mi chamarra de mezclilla y abrí la puerta sin muchas expectativas.

Ahí estaba. Cristóbal llevaba un pantalón de mezclilla y una camisa azul (de mi color favorito que por cierto hacia resaltar la tonalidad de sus lindísimos e intensos ojos). Estaba un poco pálido (supuse que por el frio) y algo infantil pero al fin y al cabo era muy guapo.

—Lizzie—me abrazó y percibí el olor a colonia. El sí que se había arreglado.

Vi que traía un carro blanco. El mismo BMW en el que James me había traído de la escuela esa misma semana. ¿Acaso aquello no estaba prohibido en la Constitución? ¿O al menos en el código de las chicas?

— ¿Y eso?— mascullé señalando el BMW poco mas sardónica de lo que pensé.

—No es genial—dijo con una gran sonrisa en el rostro—. Me lo prestó James.

— ¿James?—Yo cada vez estaba más confundida con lo que él me decía.

—Sí, somos amigos desde que se mudó.

— ¿Tú y James Stewart son amigos?—esta vez mi voz sonó mordaz y dubitativa.

—Si—contestó como si aquello fuera lo más lógico del mundo, al menos para él—. Ahora sube.

Cristóbal a diferencia de James no me abrió la puerta algo que no me molestó en lo mínimo. Ellos eran de mundos distintos. Tal como James y yo.

Subió y puso un CD en el estéreo. Era de Zoe una banda que me encantaba. Comenzamos a cantar juntos:



“Paula, no me olvides Paula, para siempre Paula en el alma

Me falta tu mirada, tu sonrisa dulce y tu cuerpo al despertar.

¿Dónde estás?, ¿dónde estás?, ¿dónde vas?”.



¿Acaso había una canción de rock alternativo que sacara las lágrimas de la forma en que Paula lo hacía?

R=Lo dudo.

— ¿Te gusta Zoe?—me preguntó algo mordaz aunque creo que lo merecía.

—Me gusta Paula—lo corregí algo presuntuosa con los labios un poco curveados.

—Es su mejor canción hasta ahora—comentó.

Al menos teníamos pensamientos similares.

—Lo sé.

—Eso…—hizo una pausa algo nervioso y me dio una mirada profunda—Eso me gusta mucho de ti.

— ¿Qué? ¿El hecho de qué me guste esa música?

—No. Que lo sabes todo.

¿Estaba siendo muy presumida? ¿O tal vez demasiado "Elizabeth Ortiz" para él? A veces era algo insolente.

—Claro que no lo sé todo—rebatí en un vano intento por que el pensara que podía ser humilde si me lo proponía.

—Si lo sabes—volvió a contradecirme—, solo que no te gusta aceptarlo. Cambiando de tema—no parecía inmutarse—. Sé que te invite a tomar un café pero…

— ¿Sí?—apresuré las cosas mientras lo miraba con atención.

— ¿Qué te parece si vamos a otro lado?—propuso tentador.

—Depende.

— ¿De qué?

—De adonde me vayas a llevar.

—Vamos a estacionar por aquí.

¿Al bosque? Bah… Todo era mejor que ir al famoso café snob del pueblo.

—Me parece bien.

Regresó un par de metros del camino ya recorrido. Nos detuvimos a la orilla de la carretera y bajamos del auto. Él le puso los seguros. ¿Imagínense si le robaran el auto de los Stewart? La sola idea de él mohín que haría la exquisita Catherine (a la que no parecía caerle bien) me sacó una sonrisa como la del gato de "Alicia en el País de las Maravillas".

Él se percató de mi sonrisa y me interpeló:

— ¿Cuál es el chiste?

—Sabes pensé que no podías manejar—dije cambiando de tema con brusquedad.

—Nací en enero. El 2

Me senté en el mullido piso de hojas de árboles satisfecha de que no fuera testarudo y me exigiera una respuesta y él me siguió.

Quedamos frente a frente.

—Así que legalmente ya tienes 15 años—continué con el tema.

—Sí.

—A veces me gustaría ser más grande—me sentí mal por él cuando me lo confesó—. En la prepa todos me ven como un niño.

—Tú eres muy maduro para tu edad—le hice un halago en un intento por subirle el ánimo.

—Gracias—dibujo una sonrisa profusa.

— ¿Cómo conociste a los Stewart?

—Eh…—dudó y bajó la vista al suelo—No sé si deba contarte.

— ¿Por qué no?— hablé algo molesta.

—Es un secreto—se obligó a contestar—. Si te lo dijera deberías prometer que no se lo contaras a nadie.

—Claro que no se lo diría a nadie—torcí la boca en señal de disgusto— ¿No confías en mi?

—Creo que no es tan malo decírtelo—ya había sembrado la duda en él, con facilidad—. Confió en ti—me guiñó el ojo.

Le sonreí con afabilidad devolviéndole el gesto.

— ¿Y bien?—le di el empujoncito final.

—Hace un par de meses Itzel empezó a actuar un poco raro—hizo una mueca al recordarlo—. Bueno ella comenzó a “manipular a las personas”

— ¿A qué te refieres?

—Es un poco difícil de explicar. Era como un lavado de cerebro. Si tú querías comer pizza y ella decía: “no, yo quiero pollo” aceptabas aunque odiaras el pollo—notó la cara de repulsión que debí hacer en ese momento y se detuvo—. No es algo que ella planeara, claro está, solo sucedía—la justificó.

“Lavado de cerebro” ¡Qué horror! ¿Cómo podía Cristóbal hablar de eso de forma tan pasiva?

— ¿Y cómo supo que lo hacía?

—Pues cuando los Stewart llegaron a Itzel le encantó James y de manera inconsciente uso su don con él—bajó la voz—. Lo convenció de que fueran novios.

¡Itzel y James habían salido!

— ¿Y ellos se dieron cuenta?

—Sí, James le dijo a Levi y el habló con mi hermana. Le explicó que era una hibrida y todo lo de la transformación.

— ¿Entonces tú sabes que los Stewart son vampiros?

—Sí.

— ¿Y tu hermana también lo es?

—No completamente, pero sí, lo es.

— ¿Y tú?

—Yo no lo soy.

Noté un brillo peculiar en sus ojos. Al parecer asi le gustaban las cosas.

— ¿No te da miedo a veces convivir con ellos?

Suspiró, como si fuera una pregunta compleja, de las que no quería contestar.

—Acepto que al principio guardaba sospechas…—sonaba arrepentido—, pero estaba equivocado, totalmente equivocado—se disculpó—porque ellos son las personas más amables que he conocido en mi vida. Yo confío en todos ahora, metería mis manos al fuego, especialmente por James.

—Que bien—atiné a decir.

— ¿Y tú como lo sabes?

Suspiré, era una pregunta que yo sabía no podría evadir.

Estiré mi mano y entrelacé los dedos de Cristóbal con los míos. Entonces lo hice.

No me pregunten el motivo pero le mostré todo. La reticencia que siempre mostró Fidelmar hacia el tema de mi madre, el recuerdo de James cuando me contó la verdad, mi reacción y hasta mis pasos de la aceptación.

Sé que Cristóbal era joven en exceso pero dijo cosas grandiosas como:

“A nadie se le debe engañar así”

“Todos somos un poco extraños. Si no ¿Dónde estaría el misterio?”

O que tal:

“Eres una chica original. Que no te preocupe lo que los demás piensen de ti”

Se acabaron los recuerdos y ambos abrimos los ojos.

No sé si fue la situación o el hecho de que me había sincerado con el de una forma que nunca hice con nadie pero Cristóbal me pareció, en ese instante el chico más atrayente que conocí jamás. Y no es que fuera más guapo que James (eso jamás) pero eran, como dije antes, dos mundos distintos.

James era totalmente misterioso, críptico, furtivo, enigmático, indescifrable, tal vez lo era de una forma excesiva. Me gustaba mucho pero resultaba inalcanzable. Además nunca podría salir con alguien como el por qué éramos polos opuestos. El destino nos separaría.

En cambio Cristóbal era especial. Desmesuradamente joven e infantil pero al mismo tiempo podía ser maduro y serio en las ocasiones que lo requerían.

Sus bellísimos ojos azules me miraron con intensidad y me sumergí en ellos. Él tomó sus manos entre las mías y pude sentir en mis oídos el ritmo acelerado de mi pulso.

Una de sus manos se liberó del apretón de la mía y me rosó la cara con suavidad. Tal como lo había hecho James unos días antes. La diferencia era que la piel de Cristóbal era sedosa y tibia. A pesar de eso también me estremecí bajo su contacto.

—Eres muy bella Elizabeth—me manifestó y a pesar de que su voz no era tan musical supe que hablaba en serio.

—No lo soy.

—Shhh…— me calló poniendo un dedo sobre mis labios.

¿Era posible? ¿Podía gustarme Cristóbal?

Se acercó un poco mas y me dio tiempo para que si así lo quería me moviera pero no lo hice. En ese momento deseaba aquello tanto o más que él.

Cuando estuvo seguro de que yo estaba de acuerdo se reclinó lo suficiente y sus labios rozaron contra los míos de una forma muy dulce y tierna. Fue corto pero placentero. Tal como imaginé que sería mi primer beso.

¡Sí! Ese fue mi primer beso.

Con Cristóbal Celess Rasso.

Nuestros rostros se alejaron un par de centímetros.

—Me gustas mucho Elizabeth.

—Y tú a mí—respondí a su declaración con voz suave.

—Sé que no debí besarte así nada más y menos en la primera cita—empezó a disculparse a borbotones—. No le va a gustar nada a tu padre.

—Él no tiene por que saberlo—repliqué.

— ¿Entonces como le explicaras que tienes novio?

En sus facciones aun algo infantiles, se reveló la confusión un poco.

—Yo no recuerdo que me lo hayas pedido—rebatí a su gesto.

Suspiró.

—Bien. Sé que hace poco que nos conocemos—me miró al rostro de frente. Sus bellísimos ojos azules eran de ensueño con ese matiz tan intenso—, pero me gustas mucho, demasiado tal vez. Cuando te vi en la cafetería el primer día comencé a sentir algo por ti, algo que jamás había sentido. Todos los días te prestaba más atención que a los demás esperando que captaras mis indirectas y en las noches me la pasaba pensando si te podría gustar (yo nunca me di cuenta); recordando tu cara y coligiendo tus frases antes de dormir.

Suspiró de nuevo, como dejando al pasado ese recuerdo.

—Me di cuenta de que te gustaba James—continuó—, y al principio me sentí celoso por primera vez en mis 15 años (aun me gustaba James un poco). Hoy justo cuando me mostraste tus pensamientos estuve seguro. Tal vez Elizabeth creas que estoy loco pero comienzo a enamorarme de ti—eso era muy rápido pero me encanto oírlo de sus labios “comienzo a enamorarme de ti” ¿no sonaba genial?—. Cuando nos besamos me sentí estupendamente. Yo no sé muy bien expresar mis emociones con palabras solo sé que tú me encantas. Así que… Fátima Elizabeth Ortiz Bibian… ¿Te gustaría ser mi novia?

Guardé silencio por un momento. Todo era muy rápido. Antes de esta misma tarde solo pensaba en Cristóbal como un amigo pero ahora me gustaba. Además era un chico guapo, agradable, y lo más importante: yo le gustaba. Además era súper escuchar todo lo que pensó de mí desde el primer día, era como música de Zoe para mis oídos.

—Siiiii.

Cristóbal saltó de la emoción cuando acepté.

El resto de nuestra primera cita conversamos sobre nuestra música favorita. A él no le gustaba la música clásica pero era algo con lo que yo podía lidiar. Ese era solo un pequeño defecto que tenía corrección con el tiempo. Y no estaba tan mal, al menos tampoco le gustaba el duranguense (eso si era algo con lo que yo no podía lidiar en aquel momento).

Al final; justo con la salida del crepúsculo Cristóbal me llevó a mi casa.

—Ya me tengo que ir—mencioné mientras separaba con delicadeza mi mano de la suya. Abrí la puerta del coche para bajar.

— ¿Vas a soñar conmigo? —añadió con sus ojos cargados de una inmensa ilusión… De la ilusión del primer enamoramiento. Y era perfecto, maravilloso.

—No lo sé— ¿fui un poco cortante?—. Eso espero.

Bajé del coche y cerré la puerta.

—Buenas noches Elizabeth—se despidió de mí asomándose por la ventana del copiloto.

—Sueñas conmigo Cristóbal—le pedí antes de que se fuera.

Éramos distintos por que él me lo preguntaba y yo se lo ordenaba.

—Siempre—respondió como si no fuera necesario que lo mencionara.

Y el auto arrancó.

Esperé hasta que desapareciera de mi vista y entre a mi casa. Emocionada, con la cabeza y el corazón revueltos y las emociones a flor de piel.

No importaba lo que pudiera suceder después, si me gustarían otros chicos, u otras chicas a él, si nos peleábamos una vez… él era mi primer beso, mi primer novio… Cristóbal ya era alguien inolvidable para mi, alguien que siempre estaría en mi corazón.

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Muy tarde pero llegó el capi. Espero que les guste chicos. Recuerden que... a pesar de mi gran ausencia tanto aqui como en sus blogs los quiero mil y pronto en las vacas me pondre al corriente.

Besos!!

5 comentarios:

Yess de Withlock dijo...

Hermanita que gustooo!!!; hermoso capi, te envio millones de besos querida, espero que podamos hablar luego, y te reitero: !eres magnifica escribiendo!!!
Besos Yess.

..*D!¡ana: dijo...

*-* oh que sxy te quedo el capitulo madrinilla jajaja bueno lo unico que puedo decir es que quiero mas y deseo o mejor dicho anhelo que pasara a continuacio jajaja..

Cuidate&Besillos...
Att:..*D!¡ana

Irene Comendador dijo...

que ganitas tenia de volver aleerte mi reina, y este Cristobal me arranca suspiros cada tres lineas, jajajajaj
un beso mi vida, que paso de rapida por todos lados ultimamente, estas navidades seguro que al final perezco como flor seca, jajajajajaj
que te quiero millones amor
Irene

leire dijo...

Hola cariño,q ganas tenia de leerte,te echaba de menos,umm me encanto el capitulo,no olvides q tu tia te quiere un beso

Daniela Hdz dijo...

Me encantooo
ay dios coincido con Irene
este chico te saca supiros cada res lineas si no te los saca antes
me fascina y que pasara con James
,me fascio lo de
eramos diferentes el me lo preguntaba y yo se lo ordenaba
hahaha
grandioso!!!
cuidate muxo
xoxox
SoDhaa