Nuestro aquelarre

29 de septiembre de 2010

Deseos Obscuros

Capitulo 4

Aceptación


Después de aquel primer fatídico día de escuela pasé (como todo humano común) por las cuatro fases que se recorren después de dos cosas: perder a alguien o enterarte de un secreto (en mi caso fue lo segundo).


1. NEGACIÓN

Me dije a mi misma que no podía ser cierto. Dormí muy con mucha dificultad esa noche debido a mis constantes pesadillas que no eran otra cosa más que los recuerdos que “robe” tanto de Fidelmar como de James. Estaban revoloteando en mi cabeza.

Todo era muy confuso.

Desde la depresión de los hermanos fantásticos (como se me ocurrió llamar a James y Anne debido no solo a sus dotes sino al hecho de que eran mellizos) hasta la forma en que se alimentaban todos ellos. De la forma en que Fidelmar me quería (algo que me sorprendía un poquito por que el no es muy afectuoso) hasta su sobreprotección que salía a relucir en su plática con James. No estaba segura por que le había dicho aquello de “más te vale no pensar en lo que creo que piensas” ¿A qué se refería? ¿Qué podría pensar James que lo perturbara tanto?

Así que en la mañana cuando desperté estaba convencida de que todo había sido un mal sueño. Me levanté como si nada. Entonces algo llamó mi atención. En mi escritorio estaba mi mochila con una nota clavada con un seguro.

El papel era blanco y muy fino. De esos que se utilizan en las invitaciones a bodas y demás eventos socialites. Supe al instante quien lo había escrito por la sobria caligrafía de finales del siglo XIX o principios del siglo XX; la misma del papel del día anterior de la clase de mate.



Elizabeth:

Espero que te sientas mejor, de verdad. No te preocupes; hice tu tarea de ayer. Por cierto, Anne te manda saludar; ella dice que vio que aunque sea un poco difícil al final vas a aceptar todo el drama de los vampiros y seguirás adelante, asi que no pienses tanto en eso ¿sí? Según Levi lo mejor es dejarse llevar en estos momentos.

James.



5 líneas, solo eso. Era una nota realmente corta. Algo no personal de su parte. Más que nada solo con recomendaciones de miembros de su familia. No decía mucho a pesar de lo cual dejaba en claro una cosa: lo ocurrido ayer no era un mal sueño. Era una realidad.

2. ENOJO

No sé si estaba enojada conmigo misma por pedirle a James que elucidara el secreto, con el por haberme hecho caso o con Fidelmar por no habérmelo contado antes.

El hecho es que estaba demasiado enojada. Recordé entonces lo que mi “conciencia” me había dicho la noche anterior y razoné.

No debía enojarme conmigo misma simplemente porque era algo insano y estúpido de mi parte así que me descarte de mi lista imaginaria de personas (reales) que odiar. Después estaba James, algo que no tenía mucho sentido porque yo había visto como Fidelmar intentó detenerlo y él se negó. Él solo era culpable de ser una buena persona. En todo caso más bien debería de ser colocado en mi lista de personas (imaginaria también) a quienes debo agradecer. Y ya por ultimo estaba Fidelmar, mi papá pero a él tampoco lo podía odiar. Ni siquiera podía estar enojada. Es que Fidelmar era como mi hijo. Era extremadamente inestable y caprichudo. Por ende invertíamos constantemente los papeles, y, en todo caso… ¿cómo podría una madre estar enojada con su hijo?

Mi enojo se disipó con facilidad.

3. DEPRESIÓN

La depresión era lo siguiente. Por un par de minutos mientras me vestía me permití llorar un poco. No es que fuera muy llorona (por favor no piensen que soy una niña caprichosa) pero eran tiempos difíciles. Después me detuve. ¡SI! de vez en cuando necesitaba llorar y todo eso pero no por tanto tiempo. Supongo que no soy una persona depresiva. Era más bien del tipo de aquel dicho que dice algo como:

“Y después de llorar y patalear… ¿Qué mas sabes hacer?”

Levantarme, contesté muy segura de mi misma y seguí adelante.

4. ACEPTACIÓN

Esta me costó un poco mas de trabajo que sus antecesores. Primero porque di un repaso a mi mente de los recuerdos que había visto el día anterior. Fue como si al verlos hubiera sacado una copia en mi mente y ahora la estuviera reproduciendo.

Después de verlos sentí un poco de humedad en mis ojos y me dé cuenta de que necesitaba tener un par de cosas claras en mi mente para terminar el proceso.

Ese día fui a la escuela. Los Stewart mantuvieron su distancia como si estuvieran al tanto de que necesitaba un poco de espacio. Los amigos de Itzel y Gaby me aceptaron como si nos conociéramos de toda la vida y al final de la semana se podría decir que ya estaba instalada en el pueblo. Ya había superado aquello de lo trágico de la separación de la humanidad y las criticas y diatribas constantes hacia el mismo habían disminuido.

No se alucinen, aun tenía un poco de aversión pero mucho más pequeña que al principio. Si bien no me gustaba en nada el clima podía apreciar con facilidad los ruidos de la naturaleza y el silencio del pueblo; el aire fresco.

No quiero decir que podría vivir aquí siempre (arg la sola idea me causaba asco, miedo y tristeza a la vez) pero al menos si aguantaba el semestre completo.

La segunda semana la dedique a identificar las cosas que necesitaba claras antes de decidir nada sobre los vamp… Los vampiros (aun me costaba un poco asimilar la palabra).

Primero tenía que aprender a aceptarme a mí misma. Yo no era un monstruo. De seguro que existían muchos otros de mi tipo. Digerí con lentitud el asunto de mi madre y lo del colegio de la Noche Obscura. Decidí que había sido un poco paranoica, quiero decir, era imposible que Fidelmar me mandara a ese lugar. Si alguna vez me convertía existirían otras formas que no implicaran mudarme a un internado lleno de vampiros tan o aun más raros que yo (¿será eso posible?)

Dejé mi paranoia de lado y al final solo quedo el asunto de los Stewart. Yo podía ser amiga de ellos tal y como Fidelmar lo era. No eran peligrosos y eso me bastaba pero…

… ¿Y que había con James?

Mi segundo día de escuela lo vi como lo que era: un vampiro. Y eso no le quitaba nada. Seguía siendo igual de bello, atractivo, elegante y misterioso que antes. Durante toda la semana le dirigí miradas furtivas. Llegué a tener el presentimiento de que un día de esos iba a necesitar una bandeja para mi baba (literalmente). Porque cada vez que lo veía mi corazón comenzaba a latir con tal fuerza que pensaba que se me iba a salir del pecho mientras sentía un tipo de “electricidad” corriendo veloz por todo mi cuerpo.

Tal vez no estaba enamorada ¡definitivamente NO! Porque solo tenía un par de semanas de conocerlo. Claro que había visto muchas cosas de su pasado que me hubieran tomado años descubrir pero no lo conocía del todo. No sabía sus gustos ni aficiones. Además solo tenía 15 años. Definitivamente no podía estar enamorada de James Stewart.

Algo que si era cierto era que a pesar de todo (de los secretos elucidados, de su vampirismo y de su edad. La cual por cierto aun no sabía) el chico me gustaba. Estaba un poco obsesionada con él. Eso no era nada bueno ni conveniente por tres razones principales: la primera que él jamás sentiría algo por mí, la segunda que él era inmortal y yo no (no debe ser lindo hacerse viejo y que tu novio siga igual de fresco que el primer día) y la tercera que yo sabía que si bien no estaba enamorada de James Stewart sería muy fácil hacerlo.

Él en realidad no tenía que hacer mucho con que fuera amable y tan guapo, críptico e inteligente como era hasta ahora caería perdidamente enamorada de él en cuestión de días.

Por todos estos motivos (y estoy segura de que ustedes tienen miles de ellos que no mencione y quizás ni siquiera he imaginado) era imposible que entre Patrick James Stewart Mason (lo sé su nombre entero es genial y peculiar porque al contrario de prácticamente todos los estadounidenses el conserva sus dos apellidos) y Fátima Elizabeth Ortiz Bibian (o sea yo) existiera algo.

Patrick James Stewart Mason y Fátima Elizabeth Ortiz Bibian.

James Stewart y Elizabeth Ortiz.

James y Elizabeth.

Mmm.… No. Tal vez se vean mejor al revés.

Fátima Elizabeth Ortiz Bibian y Patrick James Stewart Mason.

Elizabeth Ortiz y James Stewart.

Elizabeth y James.

¡Qué bien sonaban nuestros nombres juntos!

¿Qué te sucede Elizabeth?, me regañé por enésima vez, déjate de tonterías que tú ya sabes que no existe la mínima posibilidad de que eso suceda.

Por primera vez en algún tiempo mi voz interior estaba en lo correcto.

La semana siguiente estaba caminando por la escuela. Iba tarde a la clase de filosofía cuando escuché algo que llamó mi atención. El leve sonido de un piano. Me detuve y busqué con impaciencia el lugar de donde provenía.

Resulto ser de un salón con un letrero grande que lo identificaba como él: “AULA DE MUSICA”. Abrí un poco la puerta y mi corazón di un vuelco cuando reconocí al intérprete. ¿Pueden creerlo? ¿Yo soy común, no soy muy inteligente, ni bella como para matar pero James además de ser lo opuesto a todo lo anterior (o sea ser único, todo un genio y con una belleza insondable) era capaz de tocar el piano a la perfección? ¿Qué era lo que yo estaba haciendo mal? O ¿Por qué James era el predilecto de Dios?

Estúpido vampiro perfecto

Ups se me salió un mal pensamiento.

— ¿Tocas?—me cuestionó James, parado a mi lado, sin que yo supiera cuando notó mi presencia o al menos en qué momento se acercó.

—Por supuesto—mentí—. El otro día gane el primer lugar en un recital.

— ¿En serio?

—Sí y después, el mismo día, gané un premio Novel y acabé con el hambre mundial.

—Por supuesto—logré sacarle una gran carcajada.

Me reí junto a él. James se veía magnífico cuando se reía. Era un lado de él que hasta ahora no conocía.

Me miró a los ojos en ese momento como si yo fuera una pieza de arte. Algo único. Una sensación placentera recorrió todo mi cuerpo. Eso era peligroso.

— ¿Qué?

—Es que te ves hermosa cuando sonríes—sus palabras eran claras y las pronunció con una enorme sinceridad.

—No juegues.

—No te miento Elizabeth. Sé que no te gusta que lo diga pero eres especial.

No pude evitar sonreír como una boba. A pesar de lo cual intenté no hacerme esperanzas. Ese ángel no podría ser para mí. Lo observe con melancolía. Entonces recordé mi clase.

—Eh...

—Tienes que irte— ¿acaso James siempre sabia que decir?

—Sí. Me detuve por el piano… me encanta esa música.

Dio un paso hacia mí. Mi respiración estaba acelerando. Estiró una de sus bellas y translúcidas manos y cuidadosamente rozo mi mejilla.

Me quedé ahí, parada pensando en lo bien que se sentía aquello. La frialdad de su piel contra la mía. James y yo éramos de mundos distintos pero ¿existiría la posibilidad de que yo le gustara? ¿Podría salir con un vampiro o al menos ser amiga de uno?

—Es Clair de Lune.

— ¿Qué?

—La canción. Es Clair de Lune de Debussy—volvió a repetir, con impecable acento francés.

¿Él lo podía todo?

—Ah con razón se me hizo familiar (por supuesto que conocía Claro de Luna. Era la canción de Bella y Edward).

Noté la ironía. Al menos Bella era una humana. Yo era una freak. Y más torpe… No, a mi no me sucedería lo de ella, éramos muy distintas, totalmente.

— ¿Te gusta la música clásica?

Sentí como enrojecía. Sí, me gustaba la música clásica pero… ¿Cómo le iba a explicar a aquel ser tan perfecto que era fan de Crepúsculo sin dejar de ser única ante sus ojos?

—Sí. A veces la uso para escribir.

Técnicamente no mentí. Si me gustaba y sí, a veces la usaba para escribir.

El resto de mis clases no pude concentrarme. En vez de eso comencé a escribir un borrador del veinteavo capítulo de mi novela.

Cuando llegué al pueblo tenía unas doscientas hojas pero las modifique y borre muchos párrafos. Ahora tenía unas sesenta y cinco mil palabras. Con unas 80 o 90 mil ya sería un libro. Le faltaba mucha corrección y la estética pero no pasaba un día sin que escribiera. Aquello estaba muy bien salvo por una cosa: cada vez mi novela se hacía más verídica y aunque cambiaba algunas cosas no podía evitar el creer que estaba basando a Sofía (como se llamaba mi protagonista) en mi misma y a Gabriel (su alterno) en James.

Al final del día esperaba en el estacionamiento que Fidelmar pasara a la escuela por mí. Sí que me lleve un chasco.

—Hola—volteé hacia atrás aunque no hacía falta. Esa voz la reconocería en cualquier lugar (estaba casi segura).

—James…

— ¿Te llevo a tu casa?

—Me gustaría pero creo que Fidelmar va a pasar por mí.

—Ya le dije que te ibas a ir conmigo—me informó mientras se difuminaba en su rostro una gran sonrisa.

Abrió la puerta del copiloto de un reluciente convertible blanco que estaba al lado de nosotros.

— ¿Ya cambiaste de carro?

El mundo me parecía cada vez más injusto.

—No—eso me tranquilizo—. En realidad este carro no es mío. Ni el otro.

— ¿Entonces?— ¿existía acaso un mundo paralelo donde James no tuviera un flamante vehículo?—. Es un lindo…

¿Qué carro era ese? ¿Existe la marca convertible?

—Es un BMW 335 i—me contestó de forma indirecta.

—Lizzie.

Oí una voz a mis espaldas. Con los ojos azules brillantes Cristóbal se acercó a nosotros.

—Hola Cristóbal.

—James.

El aludido alzó un poco la cabeza con una sonrisa fingida.

—Bueno Liz el viernes pensamos ir a al café. ¿Quieres ir conmigo?

Cristóbal me agradaba. Era un buen amigo para mí desde que llegue al pueblo.

—Sí, está bien.

—Tú también estas invitado James. Creo que sobra decirte que a Olivia le encantaría que fueras.

Me perdí un paso… ¡A Itzel le gustaba James!

—No creo que pueda ir pero gracias.

¡Sí! James acaba de batear la invitación de Itzel a una cita. Eso me daba algún tipo remoto de esperanza ¿no?

—Entonces es una cita Elizabeth—concertó conmigo.

—Nos vemos—dije mientras sacudía mi mano de un lado a otro en señal de despedida.

—Vamos—ordenó James en cuanto Cristóbal se apartó de nosotros.

Me deslicé dentro del carro y él me cerró la puerta. Luego subió. Arrancó el motor y otra vez manejaba como si no hubiera mañana.

El viento en mi cara se sentía genial pero era un poco frio para mi gusto. Además estaba deshaciendo mi “peinado”. No pude evitar arrugar la nariz mientras sostenía mi cabello de forma casual para lograr una apariencia decente. Estornudé.

— ¿Te sientes mal?—parecía interesado en mi salud.

—No, ¿qué paso con el Beatle?—inquirí para cambiar de tema.

—Es de Anne.

— ¿Anne tiene carro?

¿Acaso todos en esa familia excepto el tenían autos lujosos?

—Tenemos edad para conducir.

Me aclaro un poco cortante.

—Entonces Anne tiene auto. ¿Y los demás?

—Levi tiene un mercedes, Anne comparte su Beatle con Fe, Robert tiene un Jeep y este auto es el de Cathy.

— ¿Tú no tienes uno?

—Una motocicleta Harley Davinson—me contestó sin mucha alegría en la voz.

Esas si las conocía. Grandes, lujosas y peligrosas.

—Guau.

—Sentí que me ocultabas algo en la tarde cuando nos encontramos en la sala de música—cambio de tema.

—No—mentí.

Él me traspasó con sus ojos y supe que lo mejor sería ser sincera en ese momento, nunca le ganaría de todas formas. Y si no lo era yo lo sería mi reacción física. Ya me sentía caliente

—Tal vez—me vi obligada a aceptar.

— ¿Qué era?

—No sé por dónde empezar.

—Vamos—me animó—. No puede ser tan malo.

—Si me gusta la música clásica pero no fue exactamente por eso por lo que reconocí la canción.

— ¿Entonces?

—Tengo miedo de que te burles.

— ¿Es tan malo?—enarcó una ceja.

—Mucho.

—No importa.

Suspire. Ahí iba.

— ¿Alguna vez has leído Crepúsculo?

Tardo un poco en contestar.

—Sí.

—Bueno ahí mencionan esa canción.

—Ah por supuesto… ¿Eres fan?

¿Qué si era fan? Tenía los cuatro libros (próximamente 5), las películas que habían hasta ahora las había visto en el cine y las tenía en bluray, imágenes en mi celular, en mi blog, alguna vez escribí un par de OS y un fic corto sobre ellos… ¿Qué si era fan? ¿Qué tipo de pregunta era esa?

—No una fan loca pero me gusta la historia—decidí ser algo discreta con el tema, después de todo no quería asustarlo.

— ¿Cuál es tu parte favorita?

—Bueno del primer libro me gustan muchas pero la primera fue cuando Edward le cuenta a Bella su deseo de sangre. Quiero decir la profundidad del sentimiento de “te amo y te odio" es genial. Después está claro que me encanta (como al resto de la humanidad) la parte donde se besan por primera vez la frase de “estaba pensando que hay algo que me gustaría intentar” te deja sin aliento.

Entornó los ojos, sumido en lo que le decía.

—En la película la destrozaron—proseguí—. Bueno, no toda obviamente pero si esa parte del beso, quiero decir, Bella en realidad no es tan…— ¿Qué diablos estaba haciendo?— ¿Por qué te cuento todo esto? Ya debes de estar aburrido—supuse apenada.

—Claro que no—negó al instante, como si le gustara de verdad escuchar todo mi parloteo. Algo casi tan imposible como que yo le interesara.

—Ya casi llegamos.

—Me seguirás contando de ese libro—me pidió interesado.

— ¿Te gusta?—estaba un poco confundida ¿no veía la ironía?

—Sí. Es un buen libro.

— ¿Ya leíste los cuatro?

Se estacionó frente a mi casa.

—No, voy en el tercero— repuso mientras se esbozaba una sonrisa en su rostro que me desconcentró un poco.

— ¿En Eclipse?

—Si, en ese—admitió algo ido, como con la mente en otro lado.

—Cuando los termines los podemos conversar. Me encanta discutir sobre libros—repuse, intentando ganar algo de atención.

— ¿Alguien te ha dicho que para no cerrar nunca la boca en realidad eres encantadora?

El rubor corrió por mis mejillas. ¿Estaba en un sueño o James en realidad me acababa de soltar un halago?

No respondí a eso pensando que era retórico, pero sus pupilas se clavaron en las mías, exigiendo una respuesta al poco tiempo.

—No realmente—le contesté de mala gana al abrir la puerta del auto.

—Que infamia—concluyó.

—Gracias por traerme.

—De nada, nos vemos después.

Cerré la puerta y me quedé como tonta ahí parada viendo como su coche (bueno, el de Catherine) se esfumaba.

En ese momento descubrí que al fin había llegado a la fase de la aceptación y concluido el ciclo. No voy a mentir me molestaba el hecho de ser un vampiro pero no era tan malo. Los Stewart eran vampiros y parecían pasarlo estupendo. Ya había superado (a pesar de que odio las mentiras) que Fidelmar me hubiera engañado tanto tiempo.

Recordé lo bien que me había sentido cuando la piel de James rosó contra la mía ¿podría ser novia a al menos amiga de un vampiro?

James me gustaba y Cristóbal era mi amigo. James ya era un vampiro y Cristóbal lo iba a ser…

¿Podría salir y/o ser amiga de un vampiro?

R=por supuesto que sí.

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Sé que es día de Primeras, pero para variarle se me borró (estúpida mac) asi, que, les traje este capi que ya les debía ¿no? espero mi hermanita me disculpe, pero, pues al menos no deje el blog vacio ¿no?

Bueno, espero comenten.

Besos

2 comentarios:

Irene Comendador dijo...

Me encanto el capi, todo, como toca el piano y ella lo escucha, las coversaciones que tiene y por fin ese viaje en coche, y que decir que hablen de los libros de mi saga, y es que no se porque vi reflejadas las palabras de ella como si fuesen tuyas propias estoy segura que lo que le iba respondiendo de que le parecian los libros son exactamente lo que a ti mi Isabella te parecen, eso me gusto mucho jajajajaja un besom i hermanita y no te preocupes que ya publicaremos primeras cuando tu puedas, sabes que yo siempre te espero, besos de los grandes y cuidate mucho princesa

TKM
Irene

Daniela Hdz dijo...

Wow
es el mejor capitulo
k he leido
enserio
wow
crepusculo
wow
james
wow
se llama patrick
wow
ha leido crepusculo
wow
toca el piano
wow

me encantooo el halago yo kiero k me digan eso tdos me dice shhhhh deja de ablar y james no dice eso wiii

super

xoxoxo

atte:SoDhaa

yo me llamo sofia igual k la protagonista de la novela de elizabeth

pd.puedea pasarte x mi blog
yoyedwardporlaeternidad.blogspot.com